El origen de los políticos


«Cuando la especie humana hubo acabado de salir de las manos de Dios, vivió durante unos cuantos años contenta y satisfecha. Dios también estaba contento. Decididamente pensaba, he hecho una gran obra. Mis criaturas son felices; les he dado la belleza, el amor y la audacia, y por encima de todo, como don supremo, he puesto en sus cerebros la inteligencia.

Estas criaturas, sin embargo, gozaron breve tiempo de la dicha. Poco a poco se fueron tornando tristes. La tierra se convirtió en un lugar de amargura. Unos se desesperaban, otros se volvían locos, otros llegaban hasta quitarse la vida. Y todos convenían en que el origen de sus males era la inteligencia, que por medio de la observación y el autoanálisis les mostraba su insignificancia en el universo y les hacia sentir la inutilidad de la existencia en esta ciega y perdurable corriente de las cosas. Entonces estas desdichadas criaturas se presentaron a Dios, para pedirle que les quitase la inteligencia. Dios, como es natural, se quedó estupefacto ante tal embajada, y estuvo a punto de hacer un escarmiento severísimo, pero como es tan misericordioso, acabó por rendirse a las suplicas de los hombres.

Yo, hijos míosles dijo, no quiero que padezcáis sinsabores por mi causa, pero, por otra parte, no quiero quitaros tampoco la inteligencia, porque sé que no tardaríais en pedírmela otra vez. Además, entre vosotros no todos opinan de la misma manera; hay algunos a quienes les parece bien la inteligencia; hay otros a quienes no les ha alcanzado ni una chispita en el reparto y quisieran tenerla. En fin, es tal la confusión, que para evitar injusticias vamos a hacer las cosas de modo que todos quedéis contentos. Hasta ahora la inteligencia la llevabais forzosamente en la cabeza, sin poder separaros de ella. Pues bien; de aquí en adelante, el que quiera podrá dejarla guardada en casa para volverla a sacar cuando le plazca.

Dicho esto, el buen Dios sonrió en su bella barba blanca y despidió a sus hijos, que partieron contentos.

Cuando volvieron a sus casas se apresuraron a guardar cuidadosamente la inteligencia en los armarios y en los cajones. Sin embargo, había algunos hombres que la llevaban siempre en la cabeza; éstos eran unos hombres soberbios y ridículos que querían saberlo todo.

Había otros que la sacaban de cuando en cuando, por capricho o para que no se enmoheciese.

Y había, finalmente, otros que no la sacaban nunca. Estos pobres hombres no la sacaban porque jamás la tuvieron; pero ellos se aprovecharon de la ordenanza divina para fingir que la tenían. Así, cuando les preguntaban en la calle por ella, respondían ingenuos y sonrientes: “¡Ah! La tengo muy bien guardada en casa.”

Esta sencillez y esta modestia encantaron a las gentes. Y las gentes llamaron a estos hombres los políticos, que es lo mismo que hombres urbanos y corteses. Y poco a poco estos hombres fueron ganando la simpatía y la confianza de todos, y en sus manos se confiaron los más arduos negocios humanos; es decir, la dirección y gobierno de las naciones.

Así transcurrieron muchos siglos. Y como al fin todo se descubre, las gentes cayeron en la cuenta de que estos buenos hombres no llevaban la inteligencia en la cabeza ni la tenían guardada en casa.

Y entonces pidieron que se restableciese el uso antiguo.

Pero era ya tarde; la tradición estaba creada; el perjuicio se había consolidado.

Y los políticos llenaban los parlamentos y los ministerios.»

(Extracto de: Antonio Azorín. José Martínez Ruiz, 'Azorín', 1903)


Imagen: Un ganso y dos hombres sin cabeza, Sir Nathaniel Dance-Holland (1735-1811)

Comentarios

  1. ¡Ja! Eso lo explica todo. Gracias, señor Azorín por ilustrarnos. Eso es lo bueno de los clásicos: que tienen respuestas esenciales y dan consuelo a la desdicha.

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  2. Desde luego, esto es precisión. Si Azorín hubiese vivido ahora....

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    1. Jajaja, entonces no hubiese incluido esta fábulilla en su novela, sino toda una tesis...

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  3. Respuestas
    1. Los grandes autores siempre -siempre- nos sorprenden para bien.

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  4. Hombre, amigo Barbusse, por fin mi idolo AZorín en su blog. Por cierto maravilloso texto.
    Felicitaciones expresas.

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  5. ¡Que bien los caló el gran Azorin, y que razón tenía!

    El texto es magnifico, y muy bien seleccionado. Desde luego no se les puede definir mejor...


    Saludos

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    1. Grande y no lo suficientemente valorado por los niñatos pseudoescritores modelnos que lo arrinconaron porque decían que Azorín solo tenia estilo y nada de contenido. Qué pena.

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    2. Pues tendrían que leerse, aunque solo fuese por encima, "Las confesiones de un pequeño filosofo"

      Obra maestra

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    3. Desde luego, cualquier párrafo de Azorín tiene más calidad que centenares de páginas cascarilla de nuestros contempoláneos in albis.

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  6. En relación al texto seleccionado por Barbusse, que por otra parte no puede estar mejor seleccionado, yo planteo la cuestión del conjunto social sin inteligencia, si, me refiero a esa cantidad ingente de personas que forman parte del cuerpo social y sin embargo participan mediante los procedimientos legalmente establecidos en la elección de esos politicos que desnotamos. Los politicos carecen de inteligencia en la mayoría de los casos, ¿Pero y la sociedad sin inteligencia que los elige? ¿Que hacemos con ella?
    Hace días en una reunión de trabajo se debatió, como no, el tema actual de los politicos, y en u. Momento dado pensé: ¿Todos estos que manifiestan su opinión, votan?
    Los dioses nos cojan confesados.
    Un saludo

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    1. Perspicaz anotación la tuya, Antonio Luis. Y digo eso porque es lo siguiente que se planteó Azorín y el resto de escritores de la generación del 98, desencantados con la política y los politicos de su época. La reacción fue adoptar posiciones anarquistas (Azorín, en su etapa más joven, Baroja) o un republicanismo inteligente y que tenía como base una confianza potente en la formación, en la educación y la cultura (Machado, Unamuno, Valle). Siempre confiaron en que combatir la ignorancia era la única manera para que un pueblo fuese libre. Pero ya ves, esto es lo que hay.

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    2. los politicos no quieren que el pueblo sea libre, les interesa un pueblo de tontos. La prueba: Canal Sur Televisión

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    3. Asín es, por ejemplo, valga el ejemplo.

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  7. No hay nada como retroceder y beber de la inteligencia de algunos autores para entender los males que nos aquejan desde hace tantos años. Una pieza muy divertida, me ha encantado.
    Un saludo.

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    1. Gracias, me alegro, Mariuca. Retroceder para avanzar, jajaja.

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