Negar para afirmarse
("La soledad del corredor de fondo" de Alan Sillitoe)

A veces es necesario y reconfortante decir no. Sólo dos letras: n y o. NO. Practicamos poco este monosílabo. Y deberíamos hacerlo porque es beneficioso para nuestra salud, mental y física. Cuando decimos no, estamos -como decía Sartre- optando por un absoluto.

Decir no quiere decir no pasar por el aro, no dejarse manejar, no transigir con el bastardo. En la negación se niega al otro, a todo el que no sea yo. Por eso es el acto más honesto -también el más egoísta- y el más libre. 

Hay muchas maneras de decir no. No siempre es necesario pronunciarlo. Basta con actuar cuando de uno se espera la inacción. O, al contrario, quedarse quieto cuando de uno se espera un gesto. Esta última es la manera de decir no que más me gusta: quedarse quieto. Permanecer inmóvil mientras sobre nosotros se fija la mirada incrédula y desautorizada de los que gobiernan el mundo: los aprovechados, los corruptos, los indignos. Eso es lo que hace Colin Smith, el personaje de La soledad del corredor de fondo. No cae. No se inclina. No es moneda de cambio.

Colin es un joven que vive con su madre y sus hermanos en un barrio obrero de Nottingham. No tiene meta alguna y su vida es un asco. Un día, a raiz de un robo en una panadería, es ingresado en un reformatorio. Dotado con excepcionales cualidades para el atletismo, va ganando puestos en la institución penitenciaria y se convierte en la figura en la que las autoridades proyectan sus aspiraciones correccionales. Haciendo que Colin gane carreras demostrarían a la sociedad su valiosa labor convirtiendo a muchachos descarriados en hombres rectos. Ahí, jovencito, aprenderás lo que es correcto, sabrás qué esperamos de ti, encontrarás una meta. Y durante un tiempo la encuentra, es cierto que la encuentra: la meta es la libertad, las sensaciones que experimenta al correr a través de los hermosos bosques de los alrededores de Nottingham. Mírala, mira la meta, ahí está, corre, Colin, corre, ¿no oyes cómo vitorea la gente tu nombre? Sólo faltan unos metros, Colin, unos metros y la libertad, unos metros y el derecho a ser considerado un honrado y respetable ciudadano británico. Porque eso es lo que quieres, Colin, ¿verdad? Responde, Colin, decídete, ¿es eso lo que quieres, o no?

A veces perder -dejarse perder- es ganarse. Y eso lo sabe bien -más bien lo intuye- el joven protagonista de este relato inolvidable de Alan Sillitoe. Por eso justo cuando, con una clara ventaja sobre el resto de corredores,  se dispone a cruzar la línea de meta (la meta de esa carrera que le conducirá al éxito, pero también a la deslealtad a sí mismo), se detiene. Es su manera de decir no, yo no, conmigo no. Es un momento grandioso. La negación como afirmación personal. La derrota como victoria.

La secuela de la rebeldía es siempre la soledad, eso también lo sabe bien Colin Smith. ¿Pero acaso la soledad importa algo frente a la independencia, la valentía, la nobleza del carácter?


La soledad del corredor de fondo. Alan Sillitoe. Traducción de Mercedes Cebrián. Editorial Impedimenta, 2013. El volumen incluye, además, otros relatos del autor.

Comentarios

  1. Tiene una pinta impresionante. Como impresionante es tu reseña, Jesús. Un saludo.

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    1. Gracias, Pedro. Impedimenta tiene ya un catálogo que corta la respiración.
      Un saludo.

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  2. Grandioso texto, Sr. Barbusse.

    Y comparto su gusto por Sillitoe, el mejor autor de la generación de los "angry men".

    Un saludo.

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    1. Yo creo que es "angry young men". Pero vaya...

      Y evidentemente la recompensa del individualista, del rebelde, del raro, del justo... es la soledad. ¡Enorme recompensa!.

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    2. En efecto, los Angry Young Men, los Jóvenes Airados.

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    3. Óscar, gracias. Me alegra que te guste la reseña. Y también la obra de Sillitoe, un gran escritor, sin duda.

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  3. Magnifica y, sobre todo, sorprendente entrada, Barbusse. Digo sorprendente porque no sabia que "la soledad del corredor de fondo" estaba publicada en español, y nada menos que en Impedimenta. Habrá que tenerlo, una vez más, en cuenta y hacerse con ella lo más rapidamente posible.

    A mi me gusta mucho la versión cinematográfica de Tony Richardson, como casi todo lo de Tony Richardson, pero la novela no la conocia.

    Saludos

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    1. La versión cinematográfica de Richardson que comentas es inconmensurable, monumental, impagable. A partir del texto de Sillitoe, Richardson hizo una película de enorme altura estética y de gran intensidad, una de las mejores muestras del movimiento free cinema.

      Y Ramón, la obra de Sillitoe, por su extensión, no puede considerarse novela, sino relato o nouvelle. El volumen de Impedimenta incluye, además, otros relatos del autor.

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  4. No he leído nada de Sillitoe, ¿me aconsejas empezar por este título? Gracias!!

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    1. Absolutamente, Mónica.

      También tienes su novela "Sábado por la noche, domingo por la mañana", editada asimismo por Impedimenta y muy recomendable. No obstante, creo que Sillitoe se mueve mejor en el relato, por lo que ahora dispones de la mejor puerta de entrada a la obra de este gran escritor de la literatura obrera de mediados del siglo XX.

      Que lo disfrutes.

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  5. Buena reseña, no conocía al autor y me a sorprendido bastante.
    Buen fin de semana.
    Besos.

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    1. Me alegra que te sorprendas, Susana. Este blog tiene vocación de señalar la gran literatura, sea conocida o no. Más bien de la segunda.
      Gracias.

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  6. Hola:

    Me ha gustado leer esta reseña.
    Alguna vez me he interesado por este libro, que he tenido en mis manos en otras ediciones. La de Impedimenta es muy bonita como siempre. Me gustó participar en la votación sobre dos portadas que propuso el editor en facebook. Al final ganó mi favorita.

    saludos

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    1. Hola, David:

      Esta edición de Impedimenta tiene el valor añadido de la traducción de Mercedes Cebrián, que ya se encargó de traducir espléndidamente la novela de Sillitoe "Sábado por la noche, domingo por la mañana", tambien en esta misma editorial.

      En cuanto a la popuesta de votación de las portadas que hizo la editorial, he de decirte que yo también participé. Me costó decidirme mucho, aunque he de confesarte que voté por la que no ha salido elegida. De todas formas, he de reconocer que el resultado ha quedado espectacular.

      Un saludo.

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  7. Dejo aquí un magnífico complemento para los que estais interesados en este libro, se trata de un estupendo audio con la recomendación de la obra de Sillitoe. Pertenece a la colección de podcast de la Biblioteca Básica de Radio Nacional de España, con guión de Esther de Lorenzo.

    http://media2.rtve.es/resources/TE_SBIBLI/mp3/9/1/1311942568019.mp3

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  8. Barbusse me podría usted aclarar que son los "angry men"? Yo estos los confundo con una aplicación del ipad los angry birds.
    Gracias y un saludo

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    1. Jajaja... Son los Jóvenes Airados (o Jóvenes Cabreados, que traduciría yo), la generación de escritores británicos de los años 50 que escribieron contra el sistema político y social de la época. Partiendo de ambientes obreros, ponían de relieve la mediocridad e hipocresía de las clase medias británicas.

      En el audio que he dejado arriba lo explica muy bien.

      Un saludín.

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  9. Grandiosa novela corta sobre la dignidad, la rebeldía, la falta de libertad... incluso tiene sus pinceladas de humor a la inglesa. Eterna. Saludos

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  10. Disfruté enormemente cone sta novela por muchos motivos. Uno de ellos es que soy corredor desde hace años y además disfruto mucho saliendo a correr a las 5 o las 6 de la mañana. Las sensaciones del protagonista son auténticamente reales. Ya comenté en otro lugar que aun no he podido descubrir si Sillitoe era corredor o se asesoró de alguno, porque igual que me pasó con el libro de Murakami ("De que hablo cuando hablo de correr") me veía reflejado física y mentalmente en las experiencias deportivo/vitales del protagonista. PEro además, tal como dices, me gustó la maestría con la que un simple gesto o la ausencia de este puede demostrar tu valor más allá de lo que muchos gritos, discursos, peleas, acusaciones... podrían hacerlo jamás.
    Muy buena obra.

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    1. Hola, Óscar: es muy interesante lo que dices, de primera mano, sobre la verosimilitud de lo que se siente en la piel de un corredor de fondo, y que Sillitoe llega a plasmar tan bien.

      (buff, hay que tener mucha voluntad para salir a correr a esas horas. No dudo que las disfrutes, pero me canso nada más de oírte. Supongo que la satisfacción que te produce compensará con creces.)

      Gracias por pasarte.

      Un cordial saludo.

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  11. Yo tambien corro, pero por la tarde.

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  12. jajaja, genial Antonio Luis. Surrealismo puro

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  13. Conocí a Colin en los setenta, gracias a la edición de bolsillo no sé si de Tusquets, Península o Barral, no recuerdo... En el cine daban If, de Lindsay Anderson, Sábado noche,domingo mañana (¿de Karel Reisz?) o la versión de esta misma historia del señor Richardson... Y vaya si me marcó este corredor!! Hasta que no hice lo mismo que él no estuve satisfecho... aunque me equivocara, que no lo sé... Colin es un gurú aunque no lo sepa, un profeta que anunciaba el estallido punk, un guía generacional para aquellos tiempos ingenuos y sinceros, (o para estos, según veo por su entusiasta reseña, y por los comentarios aquí vertidos).
    Saludos desde el Desván!!

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    1. El tiempo es circular, querido Abuelito, y todo se repite. Desde luego, en estos tiempos, más que nunca, creo, un NO (verbal, gestual) es la mejor de las posturas. Hay, por desgracia, tantas oportunidades a lo largo del día de poder dar un NO rotundo.

      En fin.
      Un saludín.

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