Nunca es tarde para Virginia

Se acerca el Día del Libro (ya saben, el 23 de abril, por aquello de que Shakespeare y Cervantes murieron el mismo día, mentira cochina, porque una cosa es el calendario juliano y otra el gregoriano, con su lógico desfase clásico; de todas formas para los seguidores de este blog todos los días son días del libro, así que hoy va bien esta entrada) y todos los blogs de literatura les recomendarán alguna obra más o menos novedosa, más o menos decente, más o menos estimulante. 

Yo no les voy a recomendar un título específico, sino una colección completa que acaba de renovar la editorial Lumen y que está dedicada a una escritora enorme, fundamental, exquisita, de las que debería sonrojar no haber leído a cualquiera que se considere un buen lector. Se trata de la Biblioteca Virginia Woolf, que, con un diseño precioso y con extremado cuidado interior (traducción, papel, maquetación), pone a disposición de todos los lectores, desde hace unos días, joyas como Las olas (uno de mis libros favoritos de toda la producción literaria universal de cualquier siglo), el imponente Al faro, pasando por La señora Dalloway, Entreactos, Los años, etc. 



 

Tranquilos, que no les voy a cobrar por esta sugerencia, aunque debería, no crean (hay recomendaciones literarias más beneficiosas que cualquier movimiento filantrópico monetario a nuestro favor), porque, entre otras cosas, si conocen la obra de la Woolf, ya saben  de lo que les hablo, y ya saben que estoy hablando de algo con lo que merece la pena reencontrarse periódicamente, como una medicina que nos inyectara una buena dosis de elegancia, sensibilidad y penetración psicológica, y, si no la conocen -la obra de Woolf, digo-, entonces es que tienen un problema, y un problema grave. Un problema que -yo que ustedes- me lo haría mirar. Sin Virginia Woolf no se entendería la literatura que se ha escrito durante el siglo XX. Ni los mediocres imitadores que le han sucedido y que van de renovadores. No, la verdadera renovación la hizo ella -junto con algunos otros escritores, como Joyce (a pesar de que éste no me guste en exceso) o Mansfield (con la que se me cae la baba)-, y es ella, Woolf, la que pone de manifiesto con relieve excelso y con una prosa poética conmovedora e inmarcesible aquello de que la literatura sirve para comprender mejor que, en efecto, el mundo, las personas son -somos- definitivamente incomprensibles.     

Comentarios

  1. Tengo que reconocerte que las portadas de Lumen son muy bonitas y atrayentes.
    Virginia Woolf escribía de una forma intensa, cuidada y afilada, pero en mi caso nunca he conseguido conectar con ella.
    De vez en cuando pruebo con un nuevo libro a ver si consigo "enamorarme" de su escritura, pero termino cansándome de esa forma un poco errática de narrar, da igual que sea una novela o un ensayo.
    Ahora tengo esperando en casa The common reader, first series. Una vez más esperando que termine de atraparme.
    Un saludo.

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    1. Mariuca, es que con Woolf ocurre como con la poesía, entras o no. Pero una vez dentro, te aseguro que la perspectiva del hecho narrativo, y de comprensión (o incomprensión) de las relaciones humanas, cambia por completo. Un saludo.

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  2. Prefiero a Woolf por encima de Joyce y Mansfield, pero sí, completamente de acuerdo con tus reflexiones al respecto de los "renovadores". Con "Al faro", me pasó un poco lo comenta Mariuca sobre que me cansaba a ratos de perseguirla a través de la historia, pero en cambio "Mrs. Dalloway" me encantó.
    Por cierto, qué portadas tan feuchas, no? Pensaba que las portadas trataban de "tentar" a los lectores pero así no hay manera. Pobre Virginia!!

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    1. Mónica, te aseguro que las portadas, vistas en directo, son preciosas. Aquí se han quedado un poco deslucidas. Un abrazo.

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  3. Esta colección es magnífica. No solo la presentación, sino la traducción. Virginia Woolf puede ser sin duda una de mis tres autores preferidos de todos los tiempos y la he leído por el derecho y por el revés. Es de las pocas autoras que tengo varias versiones de cada libro. Especialmente de mis preferidos. Esta colección de Lumen salió cuando yo ya me podía permitir el lujo de leerla en inglés y solo compraba ediciones en su lengua madre, incluídas algunas ediciones de los años 20 que son joyas de mi biblioteca. Pero me gustó tanto que la compré, incluso (lo reconozco) a sabiendas de que dificilmente la releería en español. Siempre me queda eso de "por si algún día la quieren leer mis hijas o mimujer". Al poco tiempo Penguin sacó otra colección preciosa en inglés en tapa dura que también se vino para casa. Es bastante la gente que admira a Virginia, pero pocos expresan tan claramente como tu la "cuasi obligatoriedad" de su lectura. Me alegro mucho de que pienses así, soy exactamente de la misma opinión.
    Respecto de Joyce solo salvo "Dublineses" o "Retrato..." Lo demás no puedo tragarlo ni siquiera haciéndome el moderno.
    Y ¿Que decir de Mansfield?. Es un pedazo de escritora no reconocida en su justa medida (como lo fue Virginia) y si sus relatos son maravillosos, sus diarios creo que son de los más hermosos nunca publicados. De hecho los estoy releyendo y dentro de poco los comentaré.
    Bueno, me acabas de dar una satisfacción, que lo sepas.
    Saludos.

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    1. Hola, Oscar, me alegra verte por aquí (estás en tu casa). Me alegro de que coincidamos. Ya quisiera yo, com tú, poderla leer en inglés, pero he de conformarme con las (magníficas, por cierto, como tú dices) traducciones de Lumen.

      Para mí, como ya digo, "Las olas" es de mis preferidos. Lo he leído completo, por trozos, por delante, por detrás, arriba, abajo... Es sencillamente descomunal.

      De Joyce, yo también llego a Dublineses y Retrato, pero no más. Y de Mansfield, qué decir, que es una de las grandes, nos revela pequeños instantes de vida, de emoción súbita y contenida, inolvidables.

      Cuánto hay de verdadera literatura y cuánto se desconoce.

      Seguimos.

      Bienvenido.

      Un abrazo.

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  4. ¡Oh, Katherine!... cuántas revelaciones juntas viví con los textos de esta mujer, cuando empezaba yo a animarme a leer y comentar por escrito lo leído. A mí también hace que se me caiga la baba.

    Bonitas cubiertas, por cierto, las de esta colección dedicada a Virginia, aunque no las necesita.

    Saludos y feliz "perenne día del libro".

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    1. Hola, María. Sí que son bonitas, sí... y es verdad que tampoco las necesita, jajaja.

      Un saludo.

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  5. Tengo "Las olas" pendiente desde hace más de un año. Compré el libro en una tienda de segunda mano (pero está en estupendas condiciones), y desde entonces permanece en mi estantería con una mirada triste y cargada de soledad que me parte el corazón. Como bien dices, los que aún no hayamos leído a Woolf tenemos un serio problema, pero bueno, aún estoy a tiempo de enmendarlo.
    Gran entrada y muy buen blog, un saludo! :)

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    1. Sofía. Ya ves cómo se llama esta entrada, así que nunca es tarde... Adelante!

      Muchas gracias. Un saludo.

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  6. ¡Me encantan estas cubiertas! Estoy por hacer como Oscar y comprarme los libros sólo por lo bonitos que son, porque de hecho ya los he leído y, de releerlos (hay obras de la Woolf que con gusto revisitaría), creo que lo haría en inglés. Prueba de lo importante que es (también) el libro como objeto.

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    1. Son preciosos, Elena. Venga, date un capricho... verlos ahí todos los woolfs en tu estantería, llena de colores... Jajaja

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  7. Os recomiendo "Orlando", uno de mis libros de cabecera (si es que eso existe)
    También hay película. Es otra cosa pero merece la pena.

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  8. Si no me engaño, las traducciones de Lumen son las del prematuramente desaparecido Andrés Bosch (1926-1984), traductor también -entre otros autores- de Henry James y Samuel Beckett. Precisamente ahora estoy leyendo la publicada en tiempos por Bruguera de "The Waves", obra de Bosch, y el castellano es prodigioso. Mansfield es una gran escritora, pero a la hora de trazar una genealogía de la modernidad en lengua inglesa yo antepondría a otros coetáneos, como Faulkner o Dos Passos. En todo caso, coincido plenamente en la valoración personal sobre "Las olas": estoy a punto de terminarlo y tengo claro que es uno de los libros en prosa más sublimes que en he leído en mi vida.

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