Homeopatía literaria
"Ya no seré feliz. Tal vez no
importa. / Hay tantas otras cosas en el mundo...", escribía Borges en un
potente y musical poema. Y seguía: "un instante cualquiera es más
profundo / y diverso que el mar. La vida es corta....".
Para
todos aquellos que hemos dejado de creer que la felicidad se vaya a
presentar en nuestras cortas vidas con cartelería en color y obertura de
fanfarria, en lugar de en forma de homeopáticas bolitas de subrepticia y
disgregada -pero intensa- alegría, que es como en realidad lo hace, el
mes de septiembre nos ofrece una poderosa razón para avivar nuestra
agostada jovialidad veraniega: R.I.P ha vuelto; sí nuestro Reginald
Iolanthe Perrin está aquí de nuevo.
El lector que ya vivió las desventuras de este ejecutivo cuarentón, deprimido y hastiado de todo y de todos, cuya principal obsesión durante las desternillantes trescientas y pico páginas de Caída y auge de Reginald Perrin era lograr ser otro, borrar su pasado, empezar de nuevo, dispone ahora de un nuevo lunch -o brunch, según se mire- de diversión, de gozo, de lúcido hazmerreír, de corrosivo humor, de profundo estoicismo.
El lector que ya vivió las desventuras de este ejecutivo cuarentón, deprimido y hastiado de todo y de todos, cuya principal obsesión durante las desternillantes trescientas y pico páginas de Caída y auge de Reginald Perrin era lograr ser otro, borrar su pasado, empezar de nuevo, dispone ahora de un nuevo lunch -o brunch, según se mire- de diversión, de gozo, de lúcido hazmerreír, de corrosivo humor, de profundo estoicismo.
Sí, vuelve nuestro singular antihéroe, nuestro patético, nuestro iluminado, nuestro entrañable "cortapichas".
Todo está dispuesto y planificado para que con El regreso de Reginald Perrin
se repita -¿por qué no?- la esplendidez de la primera entrega: la firme
y desinhibida mano de David Nobbs en la escritura, la impecable
traducción de Julia Osuna (que no lo habrá tenido nada fácil, supongo,
con estas novelas repletas de giros y guiños, con la dificultad de
verter al español la coloquialidad de muchos diálogos, buscando de
manera natural fórmulas equivalentes sin que chirríen, algo que consigue, supera Julia con pasmoso aplomo) y, por supuesto, la (me
quito el sombrero) inconmensurable labor en la edición de Impedimenta.
"Para mí el problema de la identidad no es saber quién soy, sino saber demasiado bien quién soy: soy Reginald Iolanthe Perrin. Pato Patoso Perrin, Felpudo Coco Perrin. Soy absurdo, luego existo. Existo, luego soy absurdo".
Bolitas de sana lectura homeopática.
Magnifica aportación la vuelta de Reginald. Yo tuve la oportunidad de leer la "Caida y auge de Reginald Perrin" y la verdad es que no me lo he pasado tan bien leyendo un libro desde hace bastante tiempo.Y la realidad es que este humor no es tan superficial como se cree, existe en el libro un transfondo de infelicidad que convierte este libro en una especie de tragicomedia. Un saludo a todos/as cortapichas y chavalotes/as.
ResponderEliminarEn absoluto superficial, Antonio Luis. El humor de verdad (no las "tonteridas" a las que, con demasiada frecuencia, se llama humor) nunca es superficial. Todo lo contraria: la mejora manera de enfrentarse a nuestro absurdo y a nuestra -también demasiado frecuente- ridícula solemnidad.
EliminarHasta luego, muchachote.
!Gran noticia, la vuelta del gran Reginald.....!
ResponderEliminarEstamos de enhorabuena, chavalotes !
Pd. A la saaaca....!
Saludos
Aún no está disponible en formato ebook Ramón... :(
EliminarHe leído tanto y bueno del primer libro que me voy a animar con uno y con otro.
ResponderEliminarSaludos.
Harás bien.
EliminarSí.
Muy bien.
Tengo muchas ganas de leerlo. Reí a carcajadas con ese personaje ridículo y con toda la historia rocambolesca que montó a su alrededor y espero que esta segunda entrega sea al menos igual de divertida.
ResponderEliminarUn saludo.
Con que sea las tres cuartas partes de divertida que la anterior nos conformamos, ¿verdad?
EliminarUn saludo.
No conocía la primera entrega, de hecho tampoco me sonaba de nada el autor. Por lo que comentas parece recomendable, tomo nota ya que de vez en cuando apetece darle RIP al argumento deprimente y leer algo más alegre. ¿Algún paralelismo con el estilo literario de Tom Sharpe?
ResponderEliminarAh! Otra curiosidad, observo en la portada que mi adorado Amat (por su irreverente sentido del humor, entre otras cosas) colabora en la edición de la siempre cuidadosa gente de Impedimenta con un postfacio, algo que siempre sería preferible a los, muchas veces, revienta-sensaciones prefacios. ¿Qué tal el Kiko aquí?
Salut, Barbusse.-
Desde luego, Krust: leer tanto argumento grisáceo y quejumbroso cansa. Darle una alegría al cirebro (como diría Sancho Panza) es muy muy recomendable.
EliminarEn cuanto al posfacio de Amat, aún no lo he leído. Supongo que estará igual de perspicaz y fresco que siempre.
Un saludo.
No he leído aún "Caida y auge de Reginald Perrin", así que creo que voy a disfrutar por partida doble :)
ResponderEliminarSaludos
Pues tienes dos bolitas de alegría que echarte al cuerpo :)
EliminarLo había visto anunciado pero no tenía ni idea de que molara tanto. La verdad es que cada novedad de Impedimenta debe ser investigado exhaustivamente.
ResponderEliminarUn saludo!!
Así es: Impedimenta es una editorial a la que habría que suscribirse, como a una colección, para recibir todos sus libros. Pocos defraudan. De pocas editoriales se puede decir eso.
EliminarUn saludo, Wolf.
Me encanta!Siempre maravilloso lo que publica Impedimenta!
ResponderEliminarUn saludo!
Flojita esta continuación... Escenas hilarantes pero perdidas en una estructura fragmentada y endeble... Una pena. Con lo que me gusto el primero, este me aplomó... Ahora comprendo que hicieran una serie con este libro. Es tal cual.
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