Lectura de La muerte de Iván Ilich

Ilustración de Agustín Comotto para La muerte de Iván Ilich, ed. Nórdica

La muerte de Iván Ilich constituye una de las cumbres de la narrativa tolstoiana y una verdadera pieza maestra de la literatura. Y lo es, de modo sorprendente, por cuanto el argumento de la obra, aparentemente simple, permite al autor rastrear en lo más profundo de la psiquis y la conciencia de su protagonista. Se trata de un hombre que va a morir, que se da cuenta de ello intempestivamente, y que no se halla preparado en absoluto para ese trance, a pesar de que piensa en su vida como algo árido, vacío, carente de toda significación. Sus días han transcurrido en la solemne rutina del desempeño de sus funciones como juez.

El sinsentido de la existencia profesional de Iván Ilich puede verse como una anticipación del mundo existencial de Camus, Sartre o Kafka. La soledad sin paliativos del protagonista, tanto más acerba cuanto más acompañado parece estar, resulta una de las dimensiones más sobrecogedoras de este relato.

Tolstói ha sido considerado como uno de los más grandes realistas objetivos de la literatura; en esta breve novela, a pesar del tono tan profundamente subjetivo y existencial, la realidad del mundo exterior no se desvanece; por el contrario, cobra una trascendencia que, si bien escapa al espíritu de Iván Ilich, embarga al lector desde la primera línea.

La novela, inspirada en la enfermedad y muerte, por cáncer, de un conocido de Tolstói, Iván Ilich Mechnikov, fiscal de los Tribunales de Tula, fue publicada en 1886.  

La muerte de Iván Ilich destila esa autenticidad tan característicamente conmovedora de las muestras más elevadas del arte. Humana hasta sus últimas consecuencias, estamos ante una obra honesta, directa, fortuita. Un libro, sencillo y complejo al mismo tiempo, que jamás se olvida. Ni deberíamos olvidar.

ACTIVIDADES

A) Contesta las preguntas que se formulan en la guía de lectura (disponible para descarga hasta el 2 de noviembre)) y envía tus respuestas al mail elinfiernodebarbusse@gmail.com.

B) Comparte tu opinión (usando la heramienta "comentarios" del blog) acerca de alguna o todas de las siguientes cuestiones de debate:
1. Iván Ilich vive su agonía en "una soledad que en ningún otro lugar podría haber sido más completa: ni en el fondo del mar, ni en rincón alguno de la tierra". ¿Hasta qué punto crees que esa soledad acompañada es culpa del propio Ilich, de cómo ha vivido, de su comportamiento? ¿Se le podría aplicar a este personaje aquello de "Recoges lo que siembras"?

2. Muchos autores han puesto de manifiesto el automatismo, casi de robot, con el que ha vivido Iván Ilich. ¿Es Ilich una persona que simplemente ha existido pero que no ha vivido?

3. ¿Crees que, al final, Ilich llega a arrepentirse de su propia ceguera?

La fecha tope tanto para la entrega de la guía como para la realización de comentarios es el domingo, día 2 de noviembre.


MATERIALES DE APOYO

La muerte de Ivan Ilich es un texto que ha generado numerosas interpretaciones. Se ofrecen aquí, para el lector interesado, dos breves ensayos sobre la novela. Se incluye, además, como material de apoyo, una presentación argumental de la obra. Estos materiales no son necesarios para hacer las actividades, pero sí recomendables como documentos de lectura y reflexión.

P. Citati. "La muerte de Iván Ilich". En: El mal absoluto. (Galaxia Gutenberg, 2006)
L. Guerrero. "En torno a la muerte de Iván Ilich". En: La colmena, n. 60 (2008)
"La muerte de Iván Ilich". En: Historia universal de la literatura (Orbis, 1988)

Participa y entrarás en el sorteo "Para seguir leyendo a Tolstói", que se celebrará el 22 de noviembre, y donde podrá conseguir las grandes obras del autor. Toda la información en Otoño Tolstói.   

Comentarios

  1. Respondiendo a la segunda pregunta, está claro que Iván es alguien que se ha dejado llevar por los estereotipos de vida de los de su clase. Y encima sin ser consciente de ello, que es lo más grave.

    Inlcuso, a duras penas recapacita sobre su "equivocación" hacia el final de sus días, anteponiendo siempre a ese pensamiento otro: que ha vivido con "intachable ejemplaridad".

    Automatismo desde luego, otra cosa es que hubiese podido vivir de otro modo, que hubiese sido libre como para elegir su vida. Eso no lo sé, pero lo dudo mucho.

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    1. Sí, literalmente él contrapone la duda de si ha vivido cómo ha debido vivir, diciéndose: "Si he hecho siempre lo que correspondía en cada momento". El problema de Iván no era que no pudiera llegar a hacer lo corrrecto, sino que no llegara a saber nunca (quizá solo al final del final) qué era lo correcto.

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    2. Hola a todos… Creo que uno vive solo y muere solo, a pesar de estar rodeado de seres afectivos o no (nadie nos puede acompañar tan empáticamente que viva o muera con o por nosotros). Puesto que tomamos decisiones constantemente al vivir, habría que preguntarse qué elegimos y porqué; cuáles son nuestras prioridades…por dónde pasa la vida en cada uno, la felicidad o el disfrute…qué consideramos esencial en nuestra existencia. Pero sólo sabremos –o no- la respuesta si nos interrogamos. Habrá que ver, entonces, en qué momento llegarán las preguntas, cuándo habrá un “clic” en nuestras mentes que nos hará preguntarnos para qué vivimos… Hubo, hay y habrá gente que jamás llegue a preguntarse ni lo necesiten y así vivirán felices con sus posesiones materiales pasando por la superficie de la vida y esto les cuadre suficiente… (lo veo a diario en la oficina…). Otros en cambio, necesitarán la premura del final para “darse cuenta” o arrepentirse. Los demás, quizás como Tolstoi –humildemente comparados- vivamos buscando la esencia de nuestro ser en todas las cosas. Porque no encontramos “la felicidad” en “el bienestar” sino en pequeños grandes momentos en que nuestro ser vibra con otro/s o solo o con la naturaleza misma. Y aunque crea, a diferencia del escritor, que la muerte es sólo una etapa más de la vida, estoy convencida de que moriremos como vivamos (por tanto nuestro personaje que se pregunta ante la inmediatez cómo vivió, se arrepiente finalmente del desperdicio, o se ilumine al encontrar su compasión hacia su familia). Pero… ¿acaso no es esto la literatura? ¿la oportunidad de reflexionar con otros? No creo que Tolstoi haya escogido al azar a su personaje… (¿no estuvo su vida en crisis por hallar una respuesta?). Su personaje: un juez que decide por sobre los demás pero no sobre su propia existencia, sino que hace lo que los demás esperan de él, tal vez no supo que había otras posibilidades-. ¿Pero es que esta excelente novela no sigue tan actual como entonces? Acaso ¿no luchamos toda una vida por conseguir un mejor bienestar para nosotros primero y luego para nuestros hijos y finalmente, ya maduros, advertimos que acopiamos objetos que no necesitamos para vivir? Es entonces cuando nos damos cuenta –unos antes, otros después, otros quizás nunca- y empezará “el desapego”.

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    3. Claro que sí, Mimi. No es casual que Tolstói elija a un personaje que es juez. Hay una clara intencionalidad poética y simbólica (nada en la literatura de altura es casual, sino causal). Ilich se erige en juez de su propia vida, ese juez del que la novela nos dice que en su trabajo "asimiló rápidamente la técnica de apartar cualquier elemento que no guardara relación con el caso y de simplificar el asunto más complicado hasta conseguir que solo se reflejase en el papel en su forma objetiva." Pues bien, eso mismo llevó a la práctica en su propia vida: la simplificación, el desafecto.

      Y sí, está claro que hay mucho de las dudas, de las búsquedas, del egoísmo y del atroz miedo a la muerte de Tolstói en esta obra. Solo unos años separan esta novela de la aparición de su libro "Confesión" (que ya hemos analizado en el bloque anterior), y eso se nota mucho.

      Lo que está claro es que este libro es un aviso, una advertencia, un toque de atención sobre lo poco que somos los seres humanos. Nos creemos "maravillosos" pero somos unos pobres diablos. Eso hemos de tenerlo presente siempre. Ilich no lo tuvo. Si acaso una leve idea, al final de su final, cuando la muerte victoriosa, lo mete en ese oscuro saco para la eternidad.

      Siempre se me viene a la cabeza cuando leo este final, otro final, el de "Martin Eden" de Jack London, que acaba: "Y, en el instante mismo en que lo supo, dejó de saberlo." Así es también en el caso del pobre Ilich.

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  2. Para contestar a si Iván ha vivido o solo existido habría que ver primero cuáles eran sus aspiraciones vitales y, en función de si las ha cumplido o no, responder. Desde luego su máxima aspiración era el trabajo, ganar dinero (cuanto más mejor) y tener una familia, tres aspiraciones que consigue de sobra y que son comunes al 95% de los mortales, algo que no tiene por qué ser valorado como negativo, en principio. Decir que ha existido y no vivido es, en mi opinión, una injusticia, porque no hay un libro de instrucciones que se nos dé al nacer y que nos diga cómo hemos de vivir. Tampoco hay una único modo válido de vida. En este sentido, yo creo que Ilich sí vivió la vida que quiso vivir, y la eligió él libremente. Ese pensamiento de haberse equivocado que tiene al final de sus días, debe ser común a cualquiera que se enfrente a la muerte, independientemente de la vida que haya vivido. Rompo en ese aspecto una lanza a favor del personaje.

    Saludos.

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    1. Sebatiáns, la vida de este hombre es del todo superficial y, sobre todo, vacía de afectos. ¿Qué le diferencia de una mesa o de una silla? A mi modo de ver, eso es terrible. Y yo creo que al propio Iván también. De ahí su remordimiento de conciencia y su arrepentimiento, ya demasiado tarde.

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    2. Eso se llama materialismo y egoismo puro y duro, Sebastián. ¿Que está muy extendido? Por supuesto. ¿Que sea para enorgullecerse? En absoluto. La dignidad humana es dignidad porque está por encima, o debería, del sentimiento de un animal o de un vegetal. Iván siente pánico porque todo en lo que había fundamentado su vida se vuelve, a la hora de la verad, inútil y postizo. Se le vuelve en contra. Resulta ser una mentira. Se pregunta, demasiado tarde ya, por qué y para que vive. Cuando debería habérselo cuestionado antes. Esa es su gran tragedia.

      No obstante, quien está libre de pecado....

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    3. No olvidemos que Ilich nos toca como lectores porque nos identificamos con su "humanidad" (es decir con la posibilidad de equivocarnos, de estar "cegados"). De ahí la universalidad de la novela.

      En este sentido, es la enfermedad y la cercanía de la muerte quien dota a Iván Ilich de singularidad, quien lo hace salir de ese automatismo y de la normalidad de su vida. Es la muerte la gran obra maestra de su vida. Lo ha dicho muy bien Emil Cioran:

      "Sin la enfermedad, Iván Ilich, espíritu ordinario, realmente no tendría ningún relieve, ninguna consistencia. Es ella quien, al destruirlo, le confiere una dimensión de ser. Pronto ya no será nada; antes de ella tampoco era nada; él existe solamente en el intervalo entre el vacío de la salud y la muerte, sólo es mientras se está muriendo."

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    4. Estoy completamente de acuerdo con Sebastián, se puede decir más alto pero no más claro. Lo de vivir como un robot me parece una estupidez, en el sentido de que por esa regla de tres, todos los humanos seriamos robots, en tanto en cuanto, escogiéramos o se nos impusiera por las circunstancias una manera de vivir y la siguieramos durante todo nuestra existencia. Es posible que esa robotización no la percibamos y que como ocurre con el personaje nos demos cuenta de ella al final de nuestros día. Cada uno vive una vida distinta, unos más rutinaria, otros más variada, otros más "atrayente", pero todos la siguen como un rio que fluye, hasta que un acontecimiento inesperado hace que todo cambie de una manera drástica.

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    5. Sí, es cierto Antonio Luis, nadie puede erigirse en juez de nadie, porque cada uno tenemos nuestras propias circunstancias para vivir como lo hacemos. Iván, por tanto, es una víctima de la sociedad en la que vive. La muerte le sorprende en su vida superficial, anodina, egoísta, como a todos nos va a sorprender. Lo que sobrecoge es esa sensación atormentadora de vacio, de que su vida ha sido desperdiciada. El sentimiento de que se vive una sola vez y de que esto es una certeza que ni siquiera una sola vez ha pasado por la cabeza de Iván es lo verdaderamente trágico de esta historia.

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    6. El automatismo quiere decir en Ilich que ha vivido con esquemas prestados que ni siquiera se paró a sopesar, alguien que no piensa ni estima.

      Cuando pienso en Iván Ilich se me viene a la cabeza una frase del escritor Julio Llamazares: "Lo importante no es si hay vida después de la muerte, sino si hay vida antes de la muerte."

      Para Tolstói no hay vida si no hay una preocupación por los demás, si solo se mira por el bienestar propio. En este sentido, Ilich es un muerto en vida, tan muerto como muertos están todos aquellos que le rodean.

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    7. Sí, pero quien tiene la última palabra sobre si alguien ha sido un muerto en vida o si ha malgastado su vida es la propia persona que la vive. Los demás no tienen elementos suficientes para opinar o valorar sobre las circunstancias que la han predeterminado o condicionado. El "yo soy yo y mis circunstancias" de Ortega pesa mucho aquí la historia de Iván Ilich y en la de cada uno de nosotros.

      Saludos.

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    8. Absolutamente. Y precisamente ese es el caso de Iván. Es él mismo quien duda si realmente ha vivido o no. Si no se lo hubiese planteado esto no habría debate, no hubiese merecido ningún comentario. Se trataría de una persona que ha vivido conforme a sus planteamientos, pero no es el caso. A Iván la mentira en la que vivió le "había ocultado tanto la vida como la muerte". Ese el gran tema: que nunca ha sido consciente de que algún día morirá. Y, como consecuencia, ha sido incapaz de valorar suficientemente el alcance y las posibilidades de la vida.

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  3. Cuando Iván Ilich sabe que va a morir se da cuenta de que ha basado toda su vida en la correcciónn y en la rectitud y no había vivido como debía haberlo hecho. También se da cuenta de que ha vivido sólo y de que, por tanto, también morirá sólo. Ahora bien ¿todo es culpa suya? ¿ha vivido la vida que él ha querido o simplemente se ha dejado llevar por una forma de vida, que ya de por si, le venía impuesta?. Pienso que su forma de vida le viene marcada desde su nacimiento, por su cultura, por su educación, por su clase social, el sólo se deja arrastrar. En cuanto a su soledad en la muerte, puede achacarse también a su forma de ser y a la vida que ha llevado, pero también es fruto del absoluto egoismo de la sociedad y más concretamente de las personas que le rodean, amigos, compañeros, familia etc.

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    1. Precisamente el primer capítulo es revelador y demoledor en cuanto a quién ha sido y qué ha significado Iván -el difunto- para los demás (conocidos y familiares). Nos damos cuenta de que en su agonía no hay nadie más que él, porque tampoco en el resto de su existencia lo hubo.

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  4. Está bien planteado el tema de si él es el responsable de su propia soledad. Es cierto que los personajes de la mujer y de la hija, principalmente, no llegan a apiadarse nunca de él. Ni siquiera un gesto de cariño, de ternura o de consuelo. Esto es terrible. Creo que es lo más terrible de la obra.

    La disección de una sociedad que no quiere oir ni hablar de la muerte, que la arrincona y hace como si no existiera es esencial en esta novela, a mi modo de ver. Iván era como esos personajes que salen al principio, pertenece a ese grupo social, y seguramente hubiese reaccionado así con la muerte de un compañero o de un familiar. Saber morir, como saber vivir, está en la base de esta novela. La muerte es quien da sentido a todo lo que hacemos. Y quien pone delante de los ojos de Iván la vida tan vacía que ha llevado, especialmente, porque en él está atrofiada la capacidad para amar.

    Saludos.

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    1. "En ellos se veía a sí mismo, veía todo aquello por lo que había vivido", se dice en un momento en la novela refiriéndose a la madre y la hija de Iván. Es cierto que la imagen de su familia le es repulsiva, precisamente porque representa todo lo que ha sido él. En ese aspecto, es clave la estructura de la obra, porque el capítulo 1 nos habla de Iván de manera indirecta pero muy reveladora. Nos habla de ese ambiente (conocidos, familiares) que le rodeaba y donde Iván era uno más de ellos.

      En cuanto a la incapacidad de amar de Iván, estoy totalmente de acuerdo. Solo una vez vemos a Iván tener compasión o sentir un ligero afecto por alguien. Sucede una hora antes de morir, cuando su hijo Vasia (el único de la familia por quien se entrevee una cierta propensión al afecto) se acerca a él, le coge la mano y la aprieta contra sus labios.

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  5. Independientemente del revelador capitulo I del libro que nos ofrece de manera descarnada y real el efecto que la muerte de Iván Ilich causó en los que hasta meses antes habían sido sus compañeros, creo que esta reacción es exclusivamente culpa del tipo de vida llevado por Ilich, buen funcionario, eso no se puede negar, pero vacío como persona, ambicioso hasta más no poder y carente de cualquier tipo de compromiso vital, tanto desde el punto de vista familiar como social.
    Es muy revelador un párrafo del libro que dice:"Las satisfacciones ligadas a su actividad profesional alimentaban su amor propio; las relacionadas con la sociedad exacerbaban su vanidad; pero las verdaderas alegrías de Iván Ilich eran las que le proporcionaba el Whist.........y más tarde cenar y tomarse un vaso de vino". Se deduce claramente de este párrafo su frivolidad.
    Por otra parte, su posición social y también porque no decirlo la de su familia, mujer e hija quedan claros en el párrafo: "Así discurría su vida. El circulo de sus conocidos se contaba entre lo más granado de la sociedad, recibían tanto a personas importantes como a hombres jóvenes. Marido, mujer e hija compartían la misma opinión sobre las gentes que frecuentaban......Todo iba a las mil maravillas". Recoges lo que siembras le viene como anillo al dedo a Ilich, de hecho se ve nada más empezar el libro.

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    1. Mari Carmen Martín27 de octubre de 2014, 18:13

      A mi la verdad me parece que se juzga demasiado severamente al protagonista. Está claro que el hombre iba a lo suyo, que no había sido un dechado de virtud, de generosidad y de afecto, pero cuando tenemos a alguien sufriendo de esa manera en casa, qué menos que una palabra de consuelo, que un gesto de cariño. De todas maneras, es dificil tratar a alguien en esas circunstancias, no sabes cuando te quedas corto ni cuando te puedes pasar. Ambas actitudes son malas. Nacemos solos y morimos solos, eso es una realidad, por mucho que hayamos sembrado, no siempre se recoge.

      La obra es compleja, los personajes, como la vida misma también.

      Un saludo.

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  6. Creo que decir que Iván Ilich simplemente existió y no vivió es demasiado. Eligió su vida según sus cánones, que además eran los de toda una sociedad y por tanto durante un tiempo vivió, hasta que la muerte se le presentó de cara y llegaron las dudas, la negación y finalmente la terrible realidad y el arrepentimiento. Valorar nuestras vidas es normal, su error fue no hacerlo antes, este es su gran drama.
    Pero lo que más dramático me parece es su soledad y no creo que esa soledad sea sólo culpa suya, creo que todos los que le rodean tiene también su parte de responsabilidad. Iván Ilich era egoísta y no supo amar a quien tenía a su alrededor, ¿pero no lo eran también los demás?, no recuerdo que nadie de su familia o sus amigos demostrara tampoco mucho amor por él. Y me parece que aquí está lo más triste, los demás no se plantean nada, sólo se alegran de no ser ellos los que van a morir. No, en absoluto creo que la soledad de Iván Ilich sea sólo culpa suya.

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    1. Sí, todos los que le rodean se comportan como la familia Samsa con Gregor en "La metamorfosis". En realidad, no hay mucha distancia existencial entre ambas obras, todo lo contrario. Ilich-moribundo es el Gregor-insecto del que nadie quiere saber nada y todo el mundo evita. Los dos viven una situación anómala que se desvía de la rectitud de la vida decorosa aceptada por todo su entorno.

      ¿No les parece?

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    2. Totalmente de acuerdo, ahora que lo dices. La enfermedad/muerte aquí y la transformación en un bicho allí son los hechos absurdos que se presentan de improviso en la vida de ambos personajes. Gran paralelismo.

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    3. Buena aportación. La verdad es que las dos situaciones, salvando las distancias son muy parecidas, y la reacción del entorno practicamente igual, el rechazo hacia lo que no queremos comprender se manifiesta de la misma manera.

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    4. Pondría a las dos familias en la misma perspectiva. Aunque no lo había pensado. En cambio si que a veces, leyendo relatos de Tolstói, me han venido a la mente las mismas sensaciones que con algunos pasajes de Kafka. Creo que lo veremos en "Amo y criado".

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  7. Ivan Ilich se acomoda a un tipo de vida previsible, justificándo su devenir con la corrección y justicia de sus acciones, hasta que es demasiado tarde y comprende que aunque él se siente importante como persona, para los demás no deja de ser un complemento útil. En el momento en que deja de serlo se refugia en su caparazón con el único consuelo/apoyo de Guerasim. No es que recoja lo que siembra ni se arrepiente de su vida. El drama es que no comprende por qué le ocurre a él y no a otro.

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    1. O sea, que crees que no se arrepiente...

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    2. Se arrepiente en el último momento. En realidad Ivan Ilich se ve en una situación irreversible y su arrepentimiento no podría ser sincero mientras piensa que va a morir pero aún le queda tiempo. Este arrepentimiento sería producido por la dramática situación en la que se encuentra. Lo que más lamenta es que las personas que lo rodean no puedan sentir hacia él cierto cariño en los momentos más duros, pero no lo relaciona con la mezquina forma de relacionarse que han tenido entre sí durante toda la vida. En el caso de que el enfermo hubiera sido otro y no él, el comportamiento de Ivan Ilich habría sido el mismo que el que le demuestran sus amigos y familiares. Lo único que lo salva es precisamente su visión del inminente final.

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    3. Claro que no se arrepiente, la muerte no lo deja, solamente los últimos golpes de esta le hacen como dudar de su vida real, pero no le importa, porque tampoco sabe cual es la vida que debería haber seguido. No sabe si el tren va hacia delante o hacía atrás, lo dice Tolstoi con claridad.. No le demos más vueltas, a todos nos pasaría igual. El temor a la muerte nos impide vivir y la llegada de la muerte acaba con ella. "La muerte ha terminado".

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    4. Algo así quería decir. Vamos, que hasta que ya no te ves perdido del todo no sientes ese atisbo de piedad, ternura y condescendencia hacia los demás, pero que no llegas a ser consciente del todo de qué hay que arrepentirse.

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    5. Estoy de acuerdo con ambos: Iván sabe que hay algo que se le escapa, que quizá, probablemente, es posible que donde está el error es en que debería haber vivido de otro modo, pero es incapaz de aprehenderlo, de saberlo con certeza.

      Es cierto, Antonio Luis: a mí me parece que esas enigmáticas palabras: "La muerte ha terminado. Ya no existe" están dotadas de múltiples posibles significados. Han sido interpretadas desde puntos de vista muy diferentes, desde la desolación más absoluta de Iván ante la victoria de la muerte ("solo la muerte vence a la muerte", ha dicho Citati) hasta la reveladora illuminación espiritual o religiosa. Sea como sea es un final absolutamente admirable porque Tolstói se asoma a esta habitación del juez Ilich con suma delicadeza, sin hacer ruido, sin entrometerse demasiado. Mantiene las distancias con el personaje: "los lectores nos sentamos a su lado, compartimos su dolor, pero no le cogemos de la mano", ha dicho acertadamente Nabokov. Se hace aquí más evidente que nunca la destreza narrativa del escritor ruso, sobre todo cuando destacábamos su capacidad de observación. Leer sus textos es como asomarse desde una ventana a ver qué sucede delante de nuestro ojos. Aquí esto es absolutamente cierto.

      Y sí, Viejo Fettes, es verdad que es achacable al abismo que ve Iván delante de sí el hecho de sentir un poco de piedad o de ternura hacia los que va a dejar atrás.

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  8. Iván Ilich es víctima de vivir para ganar dinero y para mantener su posición social. Al tener le dedica mucho tiempo y al ser poco, por no decir nada. Cuando se presenta una certeza dura, como la que se le presenta a él, todas las posesiones, que considerábamos lo más importante de la vida, se desvanecen. Quien ha cultivado el "ser" puede llegar a tener más recursos o más asideros para afrontar algo así, aunque solo sea para que no se suscite la duda y el remordimiento de que has vivido una vida absolutamente vacía.

    En cuanto al comportamiento de los demás, es totalmente creíble y vamos hacia mayores dosis de egoísmo. Esto es así. Y también deberíamos tenerlo claro.Menos mal que aún quedan algunos Guerasims en el mundo.

    Un saludo.

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    1. Tolstói luchó toda su vida por ser más "ser" que "tener", a veces, como hemos visto en el bloque I de este Otoño, poniéndose en contra de toda su familia.

      Guerásim es un personaje típicamente tolstoiano. Es el ideal ético-existencial de su autor. Los actos del mujik representan perfectamente la gratuidad de mi responsabilidad hacia el prójimo, la responsabilidad de un mortal hacia otro mortal de la que tanto habló Tolstói.

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  9. Estoy de acuerdo. La sociedad es cada vez más egoísta y hoy en día hay muchas personas cuya prioridad es el dinero y la apariencia. Hemos cambiado poco o nada desde la época de Iván Ilich, pero hay esperanza, como muy bien dices, los Guerasims también seguimos existiendo. Creo que esto es otro tema que nos aporta esta obra, hacernos reflexionar sobre la sociedad y el ser humano, después de 21 siglos ¿hemos avanzado en algo?

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    1. Lo que tiene Guerásim de relevante es que sabiéndose tan mortal como el moribundo Ilich, asume con alegre paciencia la responsabilidad de estar con el enfermo, con lo cual, antes de servir a un dueño que le está pagando un servicio, le devuelve la condición humana al otro, un ser abandonado en su terrible soledad ante la muerte.

      Los personajes plenamente tolstoianos presentan dos rasgos muy característicos: la naturalidad en su manera de actuar y la alegría. Son personajes alegres, sonrientes, como una especie de afirmación de que dentro de ellos hay calma, aceptación, serenidad. Ya decía con razón Montaigne que la mayor prueba de la sabiduría es la alegría. No le faltaba razón.

      En cuanto a la pregunta que lanzas, María José, te respondo con un texto de Jack London:

      "El hombre, como individuo, no ha hecho ningún progreso moral en los últimos diez mil años. Estoy convencido de ello.
      La diferencia entre un potro salvaje y un caballo manso es simplemente una diferencia de adiestramiento. El adiestramiento es la única diferencia moral entre el hombre de hoy y el de hace diez mil años. Bajo la delgada capa de moralidad con que se cubre, el hombre es el mismo salvaje de hace diez mil años.
      Un recién nacido será un salvaje a menos que sea adiestrado, educado en esa moral abstracta que ha ido acumulándose con el paso del tiempo."

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  10. La verdad es que es una obra que cada vez que se lee le sacas más partido. Hay cosas que no me acuerdo que leyera en una primera lectura y sin embargo estaban allí escritas. Y creo que eso es mérito sel autor por completo. Coincido con lo que se ha dicho sobre que Tolstói se asoma a la historia con mucha prudencia, sin intentar contaminar o contaminarse él mismo de nada (como si allí hubiera ébola, jajaa). A pesar de lo dramático y duro de la situación permanece discreto y a una cierta distancia del personaje. Pienso que eso potencia más aún el efecto de desolación que produce en el lector.

    Por otra parte, también coincido en lo que se dijo de que Iván es una víctima de un tipo de sociedad que vivía sin plantearse nada, solo dejarse llevar por clichés vitales, por lo que hacían los demás. No es que no sea respetable, que lo es, sino que revela mucha inconsciencia de que esto se acaba un día y que lo único que puede darle sentido es haber prestado atención y haber "sentido" algo más allá de por tu propio ombligo.

    Lo verosímil que resulta todo el conjunto es lo que impresiona. Algún día pasaremos todos por ese trance. Espero que no sea tan desgarrador que el del protagonista. Y un poco más cálido. Y que a los que yo he dado algo de mi afecto y de mi cuidado puedan devolvérmelo, al menos, no ignorándome como a un perro. Ojalá sea así. Por eso decía que acojonaba.

    Un saludo a todos.

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    1. Pues si que acojona Cordelio, si que acojona. Yo llevo una semana acojonado, desde que terminé de leer el libro. Te hace pensar, para que tanto esfuerzo del día a día y para que preocuparse de todo de manera excesiva. A lo mejor la vida en si misma este sobrevalorada. No sé. A veces hasta me duele un costado, leche...
      un saludo

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    2. Jajajajajaja Yo no llego hasta tanto pero ahora que lo dices...

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    3. Cordelio: es verdad, cada vez que relees la novela encuentras nuevos hallazgos. Tiene esa envoltura de numerosas capas que suele ser común a las obras literarias excepcionales. Ya decía Turguenev -lo comentamos en el bloque anterior- que Tolstói era un elefante, robusto y delicado al mismo tiempo. De pocos escritores se puede decir eso.

      Antonio Luis: Pero tú no te has subido a colgar unas cortinas ¿no? MIra que eres aprensivo, :))

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  11. Y como se ha ido viendo a lo largo de las actividades y en esta lectura también, a pesar del tiempo transcurrido, volvemos a identificarnos con una serie de sentimientos universales, valga el tópico.

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    1. Así es. Y atemporales, otra de las características -como dijimos- de la narrativa de Tolstói. La historia de Iván pudo ocurrir ayer, la semana pasada, hoy.

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  12. A mi lo que me acojona es la Actividad que nos ha colocao nuestro amigo barbusse

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    1. Tampoco exageres, Ramón. Me interesa ver cuáles son sus puntos de vista sobre la obra, eso es todo. Muchas de las preguntas son aproximativas y admiten muchas interpretaciones. Nadie tiene -ni Iván, ni Tolstói- la verdad definitiva sobre este texto.

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  13. Hola!!
    Lo he terminado, he enviado mi actividad y me vengo para aqui...
    1-Está claro que el autor nos quiere hacer ver que Iván recoge lo que siembra, y de ahí su soledad.Pero yo no lo veo tan exagerado. A Iván le encantaría lo que hemos establecido desde siempre como "ideal", tener un buen trabajo, unos buenos ingresos, una esposa maravillosa y unos hijos ideales, unos amigos maravillosos y de una gran posición...Tampoco pide nada que no se pueda recibir, creo yo. Pero la enfermedad también le hace verse solo, además de que mucha soledad viene ya de atrás, no había una buena relación. Yo creo que no había sembrado tampoco gran cosa. Ha recogido más de lo que ha sembrado...O eso nos cuenta él. Ante una enfermedad terminal me imagino que habrá períodos enormes de ese sentimiento...Y es lógico que los demás muchas veces mientan o hagan como piensen que hacen menos daño.
    2- Sr.Barbuse, yo soy un poco autómata también. (Mucho más bien). No culpo a Iván de ello...También prefería que las cosas fueran diferentes, pero hay muchas que no puedo cambiar...Las que puedo, las cambio.Pero los temas de la vida nos convierten en autómatas. Como al personaje. Me puede parecer la vida de casi cualquiera y lo entiendo.
    Se pregunta muchas veces por su ceguera, y parece que se va a arrepentir...Pero no, él repasa su vida y no encuentra nada fuera de lugar...
    Un saludo!!!

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    1. Quizá su mayor error haya sido no que haya vivido como le han hecho vivir sino que no ha sido consciente de que existían otras posibilidades, ni siquiera se le ha pasado por la cabeza. Es digno de compasión, desde luego, no por su modo de vida, sino por su falta de interés por la propia vida.

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  14. Buenas, si bien no conteste a las preguntas que formulas, quiero decir que tanto las observaciones realizadas en torno a la obra como el material bibliográfico que dejaste me sirven para una investigación metodológica en torno a el cuento que estoy realizando en mi facultad, gracias por compartir esto, saludos!

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