El dieciseisavo de Múnich

El Quijote en dieciseisavo encontrado en Múnich 

¡Pues no que ayer me hizo este hombre (me refiero, claro está, a mi representado, ¿a quién si no?) recorrer todas las librerías de fondo antiguo de Múnich y alrededores (estoy de viaje de negocios por Alemania) solo porque se le había antojado de pronto (así, sin más, como a quien le apetece tomarse unos cacahuetes) que necesitaba un nuevo Quijote en formato fácilmente transportable, "para mis salidas a la naturaleza", decía, lo que, aquí entre ustedes y yo, no significa otra cosa que irse a leer a campo descubierto, a cielo raso, vamos, a la puñetera intemperie, en una palabra, hum...! 

Pero, digo yo, ¡si tiene miles de Quijotes, demonios! Y, además, ¡con lo bien que se lee en casita!: sin moscas, sin hormigas, sin lagartos, con tu copita de brandy de barrica de roble bien adherida a la mano y tu pipa de brezo generosamente cargada... Así leo yo todos los domingos, tras la cena, junto a mi Agnes, mi capítulo semanal de Pamela o La virtud recompensada. ¿Acaso admite esto comparación con ponerse a expensas de los desagradables coleópteros montaraces? No, ¿verdad?

Pues nada. La cuestión es que por narices había que buscarle al señor Barbusse (y traerle, claro, que es lo peor) un ejemplar de -¿como dijo?- "tamaño dieciseisavo, Duvenand, no se le olvide". Encima esto, esta humillación, que es un gota a gota que algún día -ya les digo yo- terminará por rebosar la vasija de mi apostólica paciencia. 

Sea como fuere (ya que me he desahogado un poco), encontré en un pequeño negocio de libros de la zona de Marienplatz y muy a última hora de la tarde, este atractivo ejemplar de la novela de Cervantes: Plaza y Janés, año 1961, encuadernado en piel, papel de calidad y letra decente. Y dieciseisavo, según órdenes precisas, vayamos a líos, hum. Ya sólo falta que le guste (que esa es otra cuestión, y no baladí). 

Quedo a sus pies,
E. Duvenand,
secretario-albacea de monsieur Barbusse.

Comentarios

  1. Qué bien se lo monta el cabrón este jajaja

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  2. Hombre !.... ¿otro sorteo?

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  3. Venga ya Ernest, que está usted quejándose a todas horas, que está en Munich, coño (perdón). Además ese formato debe costar un dineral, ya me gustaría a mí ser albacea, de Barbusse, claro....

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  4. Es verdad lo que dice A. Luis, que se queja de vicio el señor Duvenand. Encima que viaja sin parar, puede gastar el dinero que no es suyo y se entretiene visitando librerias por todo el mundo, va y se queja. Es que tiene tela jajajaja

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  5. Justo hoy he visto una edición inglesa de 1620 en la biblioteca John Rylands de Manchester. Entre cientos de libros, ahí estaba y por las razones que sean lo hemos encontrado. Por cierto, la biblioteca preciosa

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