Lectura Madame Bovary, II, caps. 7-10
Tras la marcha de Leon, Emma entra nuevamente en una depresión, pero conoce a Rodolphe Boulanger, mujeriego, vividor y rico que se propone seducir a la señora Bovary, consciente de la infelicidad de la mujer a lado de Charles, a quien él considera un patán. Emma se enamora perdidamente de su amante, no guarda suficiente discreción, aunque Charles no sospecha nada, gasta cada vez más, deseosa de estar a la altura de la clase social de Rodolphe.
Guión de lectura:
1. Observa de nuevo al comienzo del capítulo el uso del estilo indirecto libre para mostrar los sentimientos de Emma: ¿cuáles son esos sentimientos? [cap. 7]
2. ¿Qué imagen emplea a continuación el autor para describir el estado anímico de la protagonista?
[cap. 7]
3. ¿Cómo se justifica Emma a sí misma la adquisición del reclinatorio gótico y otros caprichos? ¿Es auténtica su piedad religiosa? [cap. 7]
4. En este capítulo vuelve a aparecer un paralelismo entre Emma y Don Quijote. Localiza el pasaje y analiza cómo afecta a Emma la lectura en su comportamiento. [cap. 7]
Guión de lectura:
1. Observa de nuevo al comienzo del capítulo el uso del estilo indirecto libre para mostrar los sentimientos de Emma: ¿cuáles son esos sentimientos? [cap. 7]
2. ¿Qué imagen emplea a continuación el autor para describir el estado anímico de la protagonista?
[cap. 7]
3. ¿Cómo se justifica Emma a sí misma la adquisición del reclinatorio gótico y otros caprichos? ¿Es auténtica su piedad religiosa? [cap. 7]
4. En este capítulo vuelve a aparecer un paralelismo entre Emma y Don Quijote. Localiza el pasaje y analiza cómo afecta a Emma la lectura en su comportamiento. [cap. 7]
5. Cómo se presenta la relación con Rodolphe? ¿Es fruto del descubrimiento del amor, como la primera, o se trata de una seducción convencional? [cap. 7]
6. Observa cómo nuevamente Flaubert usa la técnica del contrapunto en el impresionante capítulo de la feria agrícola. Establece medidas y llamativas interrupciones entre el discurso de las autoridades de la fiesta y el diálogo de seducción iniciado por Rodolphe. En relación con este diálogo, ¿a qué temas lleva la conversación este personaje con el fin de persuadir a Emma y hacer tambalear sus posibles prejuicios? [cap. 8]
7. El hecho de que el narrador añada a la visión general que ya tenemos de la feria la crónica que Homais envía al periódico (en lo que puede verse un ejemplo de relativismo narrativo), ¿crees que puede obedecer a un propósito de objetividad? ¿Puede tomarse la crónica de Homais como una parodia del estilo periodístico de la época? [cap. 8]
8. ¿Hace efecto en Emma el lenguaje afectado de Rodolphe? ¿Por qué? ¿Percibe el lector que Rodolphe finge y exagera? [cap. 9]
9. ¿Qué detalle, mínimo a primera vista, pero significativo, empuja definitivamente a Emma a aceptar la proposición de Rodolphe de montar a caballo? (Por cierto, en la novela del siglo XIX, la escena de los amantes a caballo solía significar la pérdida de la virtud). [cap. 9]
10. En ningún otro tema es tan patente la maestría de Flaubert como en la dosificación y distribución de lo erótico en la novela. El sexo está en la base de lo que ocurre, es, junto con el dinero, la clave de los conflictos, y la vida sexual y la económica se confunden en una trama tan íntima que no se puede entender la una sin la otra. Sin embargo, para sortear las limitaciones de la época (el siniestro puritanismo del Segundo Imperio llevó al banquillo a los dos grandes libros de su tiempo: Madame Bovary y Les Fleurs du Mal) y la amenaza de irrealidad, el sexo está presente a menudo de manera emboscada, bañando los episodios desde la sombra de sensualidad y malicia. La escena del paseo a caballo de Rodolphe y Emma por el bosque es uno de los más significativos en este sentido. Observa cómo Flaubert combina magistralmente el diálogo, la descripción (con profusión de imágenes visuales y sensoriales), y las sutiles impresiones psicológicas de los personajes para dotar al episodio de veracidad y fuerza narrativa. [cap. 9]
11. ¿Qué sentimiento y reflexiones expone Emma después de haber sucumbido por la tarde a los deseos de Rodolphe? [cap. 9]
10. En ningún otro tema es tan patente la maestría de Flaubert como en la dosificación y distribución de lo erótico en la novela. El sexo está en la base de lo que ocurre, es, junto con el dinero, la clave de los conflictos, y la vida sexual y la económica se confunden en una trama tan íntima que no se puede entender la una sin la otra. Sin embargo, para sortear las limitaciones de la época (el siniestro puritanismo del Segundo Imperio llevó al banquillo a los dos grandes libros de su tiempo: Madame Bovary y Les Fleurs du Mal) y la amenaza de irrealidad, el sexo está presente a menudo de manera emboscada, bañando los episodios desde la sombra de sensualidad y malicia. La escena del paseo a caballo de Rodolphe y Emma por el bosque es uno de los más significativos en este sentido. Observa cómo Flaubert combina magistralmente el diálogo, la descripción (con profusión de imágenes visuales y sensoriales), y las sutiles impresiones psicológicas de los personajes para dotar al episodio de veracidad y fuerza narrativa. [cap. 9]
11. ¿Qué sentimiento y reflexiones expone Emma después de haber sucumbido por la tarde a los deseos de Rodolphe? [cap. 9]
12. ¿Por qué recuerda Emma ahora a las heroínas de los libros que ha leído? [cap. 9]
13. Analiza qué nuevos sentimientos descubre Emma en su relación con Rodolphe. [cap. 10]
14. ¿Qué efectos produce en Emma la lectura de la carta de su padre? [cap. 10]
No elijo un pasaje breve, sino un capítulo completo que es una obra maestra en sí mismo dentro de la novela. Se trata del capítulo 9, donde se relata la feria agrícola comarcal. Aquí está presente el pueblo entero de Yonville, hablan y evolucionan casi todos los personajes aparecidos hasta entonces y es impecable la síntesis de lo general y lo particular, la alternancia de lo colectivo y lo individual. Las treinta páginas del episodio le llevaron Flaubert tres meses de duro trabajo y el discurso del miembro del Consejo está rehecho siete veces. En una carta a Louise Colet, fechada el 7 de septiembre de 1853, Flaubert escribe: “¡Qué difícil es...! Este capítulo me resulta penoso. Contiene a todos los personajes de mi libro entremezclados, en acción y dialogando, con un gran paisaje que los envuelve. Si lo consigo, va a ser de lo más sinfónico." En otra carta, del 12 de octubre, dice: "Si alguna vez se han trasladado los valores de una sinfonía a la literatura, habrá sido en este capítulo de mi novela. Tiene que ser una vibrante totalidad de sonidos. Deberá oírse simultáneamente el mugido de los bueyes, el murmullo del amor, y los discursos de los políticos. El sol lo ilumina todo, y hay ráfagas de viento que agitan las tocas blancas... Consigo el movimiento dramático meramente a través de la interacción de los diálogos y el contraste de los personajes."
En la feria agrícola se vuelve a utilizar la interrupción paralela o método del contrapunto que comentábamos en el bloque anterior. Rodolphe encuentra tres taburetes, los junta para formar un banco, y él y Emma se sientan allí en el balcón del ayuntamiento, a contemplar el espectáculo del estrado, escuchar a los oradores, y entregarse a una conversación galante. Técnicamente, no son amantes todavía. En el primer movimiento del contrapunto, el concejal habla, ensartando horribles metáforas en el discurso y contradiciéndose llevado por el automatismo verbal. La conversación de Rodolphe y Emma se alterna con fragmentos del discurso oficial. Flaubert recoge todos los clichés de los discursos periodísticos y políticos; sin embargo, es muy importante reparar en que, si los discursos oficiales son "lenguaje periodístico" trillado, la conversación romántica entre Rodolphe y Emma es "lenguaje romántico" trillado. Como ha dicho Nabokov "toda la belleza de la escena está en que no es el bien y el mal interrumpiéndose mutuamente, sino una clase de mal entremezclándose con otra clase de mal."
El segundo movimiento empieza cuando el concejal Lieuvain se sienta y toma la palabra el señor Derozerays. En contraste con el movimiento anterior, al principio, la conversación de los dos y el discurso del estrado están presentados de forma descriptiva, hasta que, en un tercer movimiento, se reanuda la cita directa, y los retazos de exclamaciones, provenientes del estrado donde se reparten los premios arrastrados por el viento, se alternan con rapidez, sin comentarios ni descripciones.
Es un capítulo maravilloso. Tuvo una gran influencia en James Joyce; y no parece que, a pesar de las innovaciones superficiales, Joyce haya podido llegar más lejos que Flaubert.
Claves de lectura:
1) Centrémonos en el personaje de Rodolphe Boulanger. Al margen de su "donjuanismo", éste es el único que parece llegar a entender a la señora Bovary, tanto es así que Emma le cuenta confidencias y le hace partícipe de sentimientos íntimos que nunca antes había compartido con nadie. ¿Por qué crees que esto es así?
2) En mitad de la aventura que mantienen ambos, y a raiz de la lectura de una carta del señor Rouault que recuerda a Emma su pasado, se produce un quiebro sentimental y la protagonista nuevamente toma conciencia de su insatisfacción vital. La oímos pensar: "¡Qué felicidad en aquellos tiempos! ¡Qué libertad! ¡Qué esperanza! ¡Qué abundancia de ilusiones! ¡Ya no le quedaba ninguna! Se las había gastado en todas las aventuras del alma, en todas sus condiciones sucesivas, en la virginidad, en el matrimonio y en el amor; y las había ido perdiendo continuamente según vivía, como un viajero que se deja algo de su riqueza en todas las posadas del camino. Pero ¿quién la hacía sentirse tan desdichada? ¿Y dónde estaba la catástrofe extraordinaria que la había trastornado?" A partir de ahí, Emma parece girar sus pensamientos y sentimientos hacia su hija y su marido. ¿Hay detrás de ello una cierta consciencia de que esa felicidad que busca no existe? ¿Cómo interpretas esta actitud?
Yo creo que Emma tiene las primeras sospechas de que esa felicidad que tanto busca y desea no es como la que se figuraba, aunque la primera impresión cuando conoce a Rodolphe sea la de que sí. El tiempo desvela pronto la auténtica cara de la realidad y Emma se da cuenta de que lo que persigue no es aquello. Empieza a entrar en ese club en el que todos hemos entrado más tarde o más temprano de escepticismo sobre que exista realmente la felicidad, en el club que decía Serrat:
ResponderEliminar"Uno de mi calle me ha dicho
que tiene un amigo que dice
conocer un tipo
que un día fue feliz."
Pues eso, más o menos.
Un saludo.
"Suele suceder que los decorados se derrumben. Despertar, tranvía, cuatro horas de oficina o de fábrica, comida, tranvía, cuatro horas de trabajo, cena, sueño y lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado al mismo ritmo, es una ruta fácil de seguir la mayoría del tiempo. Pero un dìa surge el 'porqué' y todo comienza con esa lasitud teñida de asombro. 'Comienza', eso es importante. La lasitud está al final de los actos de una vida maquinal, pero inaugura al mismo tiempo el movimiento de la conciencia. Lo despierta y provoca la continuación. La continuación es la vuelta inconsciente a la cadena, o el despertar definitivo. Al final del despertar llega, con el tiempo, la consecuencia: suicidio o restablecimiento."
EliminarEste texto es del inolvidable y precioso libro "La muerte de Sísifo" del gran Albert Camus. Y se ajusta como un guante, salvando las distancias cronológicas (es de 1942), a esta toma de conciencia que Emma Bovary empieza a tener acerca de su inmenso vacío existencial, vacío que, como veremos, no logrará llenar con nada ni con nadie. No me canso de decir que Emma prefigura de modo explícito en la literatura narrattiva ese concepto de absurdidad que luego desarrollarán y explorarán los grandes autores franceses del siglo XX, como Camus y Sartre.
Emma tiene aquí su segundo "despertar" (el primero lo tuvo con su fracasado matrimonio). Y, como veremos, pasará por otros varios despertares, hasta llegar a adoptar una de las dos soluciones que plantea el gran escritor francés. Que todo ello, bien es cierto, lo lleva a cabo con un conocimiento superficial, infantil, egoísta y todo lo que queramos, de acuerdo, pero lo que es indudable, bajo mi punto de vista, es que Flaubert presenta a un personaje absolutamente consciente de su absurdidad vital en un marco desoladoramente nihilista. Un personaje más del siglo XX y XXI que del XIX.
Me parece muy acertada esta visión de la obra como una obra que anticipa el existencialismo, aunque sea puntualizando el poco seso de Emma, pero bien es verdad que para notar ese sentimiento de absurdidad no hace falta ser un intelectual, sí para expresarlo. Emma lo siente y lo experimenta y, en la medida en que su lenguaje y preparación intelectual se lo permite, intenta verbalizarlo. Coincido con Barbusse en su rendido homenaje a un autor de los grandes que es Camus. Ya digo, bien traída y muy inteligente conexión de sintonías literarias que enriquece aún más esta apasionante lectura.
EliminarSaludos.
a mi me encanta Boulanger porque creo que es de los pocos personajes que tiene las cosas claras: él va a lo que va, de conquista en conquista, es un profesional en este aspecto. y creo que comulga con Emma Bovary porque es un buen psicologo y conoce muy bien a las mujeres, es capaz de tocar hilos sentimentales de su interior que nadie habia tocado.
ResponderEliminarsaludos.
Estoy de acuerdo con Àngel, en que Boulanger es un verdadero Don Juan y que dice conocer la psicología femenína, pero no debemos olvidar tampoco que pese a este supuesto conocimiento, Emma tiene tal capacidad que al finl no sabe como quitarsela de enmedio, de hecho tiene que acudir en última instancia a una carta para desaparecer, porque ella estaba dispuesta a fugarse con él, es decir es superado por los acontecimientos, los cuales no sabe controlar.
ResponderEliminarSaludos
es verdad, Antonio Luis, su filosofía de vida no tolera que nadie vaya más allá del ligue cómodo y pasajero, así que cuando ve que ella está entrometiéndose demasiado, le da puerta :)
Eliminarinsisto en que algunos podrán despreciar ese donjuanismo, pero yo al menos valoro el que sepamos a lo que atenernos con el personaje, se le ve venir desde bien pronto.
saludos
Ángel y Antonio Luis:
Eliminares cierto. Rodolphe va a las claras, dentro de sus intereses absolutamente egoístas, claro está.
Hay un momento en que Rodolphe se revela más brutal que el ideal romántico que Emma anhelaba y es por eso que trata de descubrir un ideal en su papel de ama de casa, de esposa y madre; tratará de ver en su marido un gran mèdico y comienza una breve fase de ternura y de orgullo indeciso, intentando llenar ese vacío del que hablaba más arriba, sin éxito, pues su concepción de la absurdidad de la vida es implacable.
El problema de la Bovary es que busca la felicidad fuera de ella, cuando lo que deberia es buscarlo en su interior. Esto dicho asi suena muy espiritual o místico, pero les puedo asegurar que como esperemos ser felices con algo externo a nosotros vamos de cabeza, como ya muchos de ustedes sabrán.
ResponderEliminarun saludo cordial y felicidades por el inmenso blog.
Miguel Luna
Correcto Miguel, no estaba bien ni con su marido, ni con su hija, ni siquiera con Boulanger, sencillamente el problema era suyo, de su interior. No podía ser féliz con nadie ni en ningún sitio, aunque lo buscara continuamente acababa desilucionada en todos los casos.
ResponderEliminarUn saludo
Miguel y Antonio Luis:
EliminarAbsoultamente de acuerdo y esto entronca con lo que comentaba arriba. Lo peor que tiene Emma es que, debido a su falta de preparación intelectual, es incapaz de encontrar "asideros" vitales que no la lleven con la corriente hasta despeñarse por la catarata de la nada.
En lugar de buscarse desde dentro, lo que hace es sustituir ese terrible vacío con esquemas prestados: el consumismo, la religion, el amor idealizado...
Boulanger no es más de lo que parece. Un Don Juan y un vividor que sabe reconocer perfectamente la insatisfacción en las mujeres. Al fin y al cabo el solo busca saciar sus necesidades, y la conquista de Emma es lo que quiere en ese momento. La ve bella, fácil, seguramente porque en el fondo es una inocente deseosa de agarrarse a cualquiera que le pueda proporcionar un poco de la felicidad que no encuentra en su vida. En ningún momento Boulanger conecta con Emma, simplemente la utiliza sin sentir ningún tipo de remordimiento, y sabiendo de antemano que la va a abandonar.
ResponderEliminarEmma es una persona insatisfecha que no parece capaz de disfrutar de nada de lo que tiene a su alrededor y su relación con Boulanger no parece más que una pulsión más en su vida. A su marido y a su hija los trata mejor o peor dependiendo de su estado de animo y por el poco respeto que siente por su situación de mujer casada y madre.
Me ha gustado mucho el capítulo de la Feria agrícola. Ese pequeño reino burgués en el que cada uno va tanto a mirar como a ser mirado.
Ese capítulo es excelso. Flaubert lo compuso como una sinfonía. Es muy cinematográfico a su vez, muy visual. Tres meses de trabajo que llevaron a su autor a la fiebre y a la exaltación, a la tortura por su obsesivo perfeccionismo y a la depresion por la dificultad de creer que no podría plasmar la idea que tenía en la cabeza. En fin, una joya.
EliminarHay un dato curioso en relación con el discurso del prefecto, que dice mucho sobre el modo de trabajar de Flaubert y su manera de entender la literatura. En una carta a Louise Colet, de 22 de julio de 1853, le comunica la emoción que ha sentido al leer en Le Journal de Rouen unas frases del alcalde que son casi iguales a las inventadas por él para poner en boca de su personaje. Ahí queda patente la autoexigencia del escritor en cuanto a reflejar la realidad en su obra.
EliminarAntonio:
Eliminartu comentario encaja perfectamente con la importancia capital que Flaubert concedía a la documentación previa a la escritura. Para "Madame Bovary" consultó periódicos y libros, visitó hospitales y se dejó asesorar por numerosos especialistas en venenos, cirujía, documentos legales, etc. Para la redacción del capítulo que tú citas, el de la feria agrícola, asistió, con papel y lápiz a la mano, a un evento de este tipo en el pueblo de Darnétal.
Claro que eso no es nada si se piensa por ejemplo en los mil quinientos libros que, se dice, leyó y anotó para "Bouvard et Pécuchet", su última obra.
Cuando Emma conoce a Boulanger, digamos que da con la horma de su zapato, de ahi esas confidencias intimas nunca reveladas, esa confianza y esa quimica que surge entre ellos, en el fondo Emma es un don Juan femenino, son dos almas gemelas.
ResponderEliminarEs interesante lo,que dices, Ramón, pero no estoy de acuerdo en que Emma sea un don Juan en su versión femenina porque ella no busca, a priori, una satisfacción sexual sin mayor compromiso, sino la materialización de su amor idealizado. Otra cosa es que, debido al fracaso de esas expectativas, vaya de uno a otro hombre, pero es una consecuencia, no una finalidad. ¿No crees?
EliminarA mi me gusta un pasaje que a lo mejor no es tan destacado, pero revela de una manera bastante clara las artes que emplea Rodolphe, esta ubicado en el capitulo VIII: "Rodolphe se había arrimado a Emma y le decía en voz baja, hablando a toda prisa: -¿No la rebela esta conjura de la sociedad?¿Hay acaso un solo sentimiento que no condene? Persiguen y calumnian los instintos más nobles, las simpatías más puras, y, si dos infelices almas se encuentran por fin, todo está organizado para que no puedan alcanzarse. Lo intentarán, no obstante, aletearán, enviarán llamadas. Bah, que más da, tarde temprano, dentro de seis meses, dentro de diez años, se encontrarán, se amarán, porque lo exige la fatalidad y porque nacieron una para la otra". Claro, este hombre le dice esto a la pobre criatura y la conquista enseguida, además con la cabeza que tiene la señorita ya me dirán.
ResponderEliminarun saludo. Terminal T-4
Desde luego, Francisco, Rodolphe sabía bien desplegar sus ardides. La labia, no lo olvidemos, es fundamental en las artes seductoras de los donjuanes. Que se lo digan, si no, a doña Inés... :)
EliminarPor otra parte, no le quitemos valor a su perspicacia y poderosas dotes de observación. De un solo, fortuito y rápido encuentro con Charles y Emma es capaz de concluir esto:
"Me parece muy tonto, seguramente está aburrida de él. Lleva las uñas sucias y una barba de tres días. Mientras anda de acá para allá, detrás de sus pacientes, ella se queda zurciendo calcetines. ¡Y eso aburre! ¡Y una querría vivir en la capital y bailar polkas todas las noches! ¡Pobre mujercita, buscando el amor con la boca abierta igual que una carpa busca el agua encima de una mesa de cocina! Con tres palabras galantes, querría con locura a quien se las dijera, seguro. ¡Qué tierno sería! ¡Qué encantador!... Sí, claro, pero ¿cómo quitársela luego de encima?"
Ya digo, un profesional.
Saludos.
Si, Sr. arbusse, a este Rodolphe me lo llevaba yo de copas un día de estos, este tipo lo trasladas a 2012 y triunfa seguro.
EliminarUn saludo
Venga, venga, señores y señoras, ya sé que andamos un poco cansados en un Otoño de tan largo recorrido, pero... vamos, lánzense a comentar sus pasajes o fragmentos o frases preferidas. Adelante, a ver, quién empieza... Ramón, por ejemplo...
ResponderEliminarYa que me reclama Barbusse, diré que, aparte del pasaje de la feria y la conversación de Boulanger y Emma en el balcón del ayuntamiento, que me parece portentoso, otro que me ha gustado especialmente aunque no tiene trascendencia en la trama, es el fragmento en el que Emma se topa con el sr Binet (personaje para mi maravilloso)cuando vuelve de haber visitado al crápula de Boulanger. Me gusta porque rompe un poco con el drama que se nos está contando, está escrito en clave de humor y con mucha retranca por parte del Sr Flaubert, donde nos muestra un poco su vena irónica y socarrona.
ResponderEliminar"una mañana regresando de esta manera, creyó distinguir de pronto el largo cañón de una carabina que parecía apuntarla. Sobresalía oblicuamente de un pequeño tonel, medio hundido entre la hierba a orilla de una cuneta. Emma, a punto de desfallecer de terror, siguió adelante a pesar de todo, y salió del tonel un hombre como esos diablos que salen del fondo de las cajitas disparados por un muelle. Llevaba unas polainas sujetas hasta las rodillas, la gorra hundida hasta los ojos, sus labios tiritaban de frio y tenía la nariz roja. Era el capitán Binet al acecho de los patos salvajes.....
Al ver a Emma, pareció aliviado de un gran peso (temía que fuese el guarda rural)y enseguida entabló conversación.
-No hace calor que digamos, ¡pica!
Emma no contestó nada, Binet continuó:
-¿Ha salido ud muy temprano?
-Si-dijo ella balbuceando-; vengo de casa de la nodriza que cria a mi hija.
-¡Ah!, ¡muy bien!, ¡muy bien! Yo, tal como me ve, desde el amanecer estoy aqui; pero el tiempo está tan malo que a menos de tener la caza justo en laa misma punta de la nariz...
-Adiós, sr. Binet-interrumpió ella dando media vuelta.
-Servidor, señora-respondió él en todo seco.
Y volvió a su tonel
Perfecto, Ramón, estoy contigo, Binet rompe un poco esa línea de personajes dramáticos e introduce un nota de color y de suspense incluso casi hitchcokiano, jajaja.
ResponderEliminarVale, seguimos, siguiente...
Y hablando de cine, y concretamente de Hitchcock. ¿No creeis que la escena de la feria, donde Emma y Boulanger hablan en el balcón, tiene mucho de esto?
ResponderEliminarHay, como en muchas peliculas de Hitchcock, dos escenas distintas relativamente relacionadas entre sí. Una la de los discursos de la feria, que interesa poco o nada al espectador (en este caso al lector) y la otra la de la conversación de Emma y Boulanger en el balcón, la que realmente nos importa, la que nos interesa, la importante y que sin duda se ve reforzada por la existencia simultánea de la primera. El mcguffin hichtconiano sería la escena de la feria de Yonville.
Desde luego, el contrapunto se ha usado mucho en el cine y uno de los maestros indiscutibles es Hitchcock. Jjaja, esta muy bien visto el uso de los discursos como mcguffin que distrae la atencióm de lo verdaderamente importante, que es la conversación entre la pareja.
EliminarY no me dirás que no es una escena de John Ford en la que condecoran a la pobre Catherine Leroux, que no se entera de nada, con una medalla, y dice, una vez que se entera de lo que va todo aquel alboroto, que se la dará al cura del pueblo para que le diga unas misas... :))
Si es que este capítulo daría para unos buenos días de análisis.
Sí, Ramón, recuerdo por ejemplo una escena de "Cortina rasgada" en la que Paul Newman y Julie Andrews están en un teatro y les busca por el patio de butacas la policía. Desde luego la obra no interesa al espectador, sino lo que le pasa a la pareja.
EliminarEn cuanto a la alusión que hace Barbusse sobre las misas que la vieja piensa encargar al cura, está encuadrada dentro del laicismo presente en Francia desde la Revolución, y tiene su representante en el boticario Homais.
Hay una escena en el bloque anterior, concretamente en el capítulo 6, que me parece significativa y no ha sido comentada hasta el momento. Es la conversación entre Emma y el cura. Ella va buscando comprensión y él la contesta con la frialdad del funcionario atribulado. ¿Es acaso una muestra del laicismo un tanto jacobino de Flaubert?
Sabemos poco de la opción personal de Flaubert ante la religión, desde luego sus libros sí incluyen una crítica anticlerical muy alta, lo estamos viendo y lo seguiremos viendo en próximos capítulos. En cuanto a esta escena en concreto que comentas es interesante saber lo que opinaba el propio autor:
Eliminar«Por fin empiezo a vislumbrar el parpadeo de una luz en este condenado diálogo de la escena con el párroco... Quiero plasmar la siguiente situación: mi mujercita, en un acceso de emoción religiosa, va a la iglesia del pueblo; en la puerta se encuentra con el párroco. Aunque estúpido y vulgar, este cura mío es un tipo bueno y hasta excelente; pero todo su interés se cifra en cuestiones físicas (en los problemas de los pobres, en la falta de comida o de leña) y no percibe los tormentos morales, las vagas aspiraciones místicas; es muy casto y cumple con todos sus deberes. El episodio debe abarcar de seis a siete páginas todo lo más, sin una sola reflexión o explicación por parte del autor (todo diálogo directo)"
Lo que está claro es que Flaubert nos coloca a los personajes en un tablero absolutamente nihilista, donde ni siquiera la religión funciona como un asidero para sobrellevar la vida.
Yo me quedo, aparte de esa escena a lo Ford que ha comentado Barbusse sobre la condecoración de la campesina que no se explica por qué se le condecora, con esas deliciosas descripciones que hace el autor en el famoso pasaje del paseo a caballo por el bosque. Un extracto sería:
ResponderEliminar"Unos helechos largos que había a la orilla del camino se le enganchaban a Emma en el estribo. Rodolphe, sin detenerse, se inclinaba y los quitaba a medida que se iban enganchando. Otras veces pasaba a su lado para apartar las ramas y Emma notaba qu£Íe rozaba la pierna con la rodilla. El cielo era otra vez azul. l a s hojas no se movían. Había grandes extensiones repletas de brezo en flor; y alfombras de violetas alternaban con el desorden de los árboles, que eran grises, leonados o dorados, según la diversidad de las hojas. Se oía con frecuencia, bajo los matorrales, correr un latido menudo de alas, o el grito ronco y suave de los cuervos, que alzaban el vuelo entre los robles."
Un saludo,.
Esta cita que has puesto me ha traído a la memoria la importancia de los brezos en la vida de la protagonista de "Retrato de grupo con señora" maravillosa novela que recomiendo precisamente como uno de los pocos intentos logrados de construir un personaje femenino con vida propia
EliminarDespués de que el Sr. Rouault, enviara la pava con la correspondiente carta, tenemos la escena siguiente:
ResponderEliminar¡Tráigamela!- dijo la madre, ablanzándose para besarla-¡Cuánto te quiero, pobrecita mía!¡Cuánto te quiero!
Luego, fijándose en que tenía algo sucia la punta de las orejas, tocó enseguida la campanilla para que le trajesen agua caliente y la lavó, la cambió de muda, de medias, de zapatos, hizo mil preguntas acerca de su salud, como si volviera de un viaje, y, por fin, besándola de nuevo y llorando un poco, volvió a dejarla en manos de la criada que estaba pasmadisíma de aquel exceso de cariño.
un sludo.
P.D. Por cierto, muy buena aportación de Ramón relacionando el libro con el cine, magnifico y también las correspondientes réplicas de Barbusse.
Antnio Luis, aqui más parece que te refieres a la pava, en lugar de a la niña, jajaja
Eliminarque gracioso Ramón J.
EliminarLa señora Bovary persigue quimeras. Por eso tiene reacciones de signo contrapuesto, y tan pronto dice de su hija "qué fea es", cómo la abraza y la soba con excesivo afán. Emma no vive en la realidad terrena, sino en la que ella se ha construido a su medida, con materiales de su imaginación potenciados por retazos de novela. Emma se ha construido una imagen de la felicidad en su infancia y pretende dirigir su vida hacia su consecución. Que haya víctimas o no es algo que no le preocupa. Es más, ni siquiera es muy consciente de ello. Otra cosa es que, en horas bajas, se plantee volver al "buen camino" y dedicarse a los suyos. Como veremos, suele salirle muy mal. Seguramente porque su interés por los "suyos" es falso, pues de fondo está siempre su ideal de prestigio social.
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