Maravillosas nubes
-¿A quién amas más, di, hombre enigmático?, ¿a tu padre, a tu madre, a tu hermana o a tu hermano?
-No tengo ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano.
-¿A tus amigos?
-Utiliza usted una palabra cuyo significado no conozco hasta el momento.
-¿A tu patria?
-No sé en qué latitud está situada.
-¿A la belleza?
-La amaría de corazón, diosa e inmortal.
-¿Al oro?
-Lo odio como odia usted a Dios.
-Entonces, ¿qué es lo que amas, extraordinario extranjero?
-¡Amo las nubes... las nubes que pasan... allá... allá... ¡las maravillosas nubes!
Charles Baudelaire. El extranjero (de El esplín de París)
Imagen: Estudio de nubes. John Constable, 1822
La pintura que has escogido es sin duda preciosa. En cambio las palabras elegidas de El extranjero me producen cierta congoja y soledad.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo entiendo. Es precisamente lo que quería provocar Baudelaire. Parece que lo consiguió.
ResponderEliminarSaludos.