El terror permanente
«Mi vida diaria es una especie de letargo desdeñoso, exento de virtudes y vicios. No pertenezco al mundo, sino que soy un divertido y a veces disgustado espectador suyo. Detesto al género humano y sus pretensiones y suciedades... Resulta muy extraño que yo, tipo nórdico de casi seis pies de alto y tez pálida -el tipo de conquistador y hombre de acción-, tenga tendencia al análisis pasivo y al estudio de las impresiones como un mediterráneo de ojos grandes, bajito y moreno... Mis notas dominantes son la inutilidad y la ineficacia. Jamás llegaré a nada, porque no me importa lo bastante la vida y el mundo como para intentar...»
El autor de esta confidencia biográfica, Howard Phillips Lovecraft, fue un ser extrañísimo. Más raro que un perro verde. Casi un extraterrestre. Su literatura no le va a la zaga en cuanto a singularidad, pero es de una belleza sobrecogedora.
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Lovecraft visto por J.K. Potter |
No podría expresar claramente en qué consiste la habilidad de este escritor para lograr ese efecto: quizá las precisas y plásticas descripciones de ambientes, quizá las situaciones surgidas de una imaginación tan fecunda como peculiarísima, quizá la exacta selección de cada palabra y de su potencial representativo. Probablemente sea la suma de todo ello. En cualquier caso, el resultado que provoca -hablo por mí- es el de un terror envolvente -cósmico, se ha dicho-, de los que te hacen volverte para mirar alrededor y comprobar que todo está en su sitio.
La obra de este genio nacido en Providence se ha reeditado sin descanso. Sus obras forman parte de una literatura permanente. Es ya, sin ninguna duda, un clásico de la literatura. Valdemar ha publicado hace tiempo toda su narrativa en dos pesados (de peso) volúmenes. Ahora Acantilado acaba de editar El caso de Charles Dexter Ward -y anuncia para marzo la aparición de En las montañas de la locura-, mientras que Periférica lo ha hecho con El resucitador.
El terror de primera categoría está -sigue estando- servido.
Yo no puedo leer a Lovecraft cuando estoy solo en casa y es de noche. No puedo apagar la luz.
ResponderEliminarJorge Martín
Jajaja, cierto, Jorge, cierto. Yo tampoco.
EliminarAunque me gusta mucho el autor reconozco que su "miedo" nunca me ha parecido tal, aunque siempre he disfrutado de su imaginación como con "El caso de Charles Dexter Ward".
ResponderEliminarUn saludo.
A mí me gusta también, pero tampoco es miedo exactamente para mí...
ResponderEliminarUn saludo!
Será, Mariuca e Inés, porque cada uno de nosotros tiene miedo a cosas distintas. El miedo es, como tantas otros asuntos,subjetivo, aunque la base es tener miedo a lo que desconocemos. A mí las situaciones que plantea Lovecraft me parecen aterradoras.
EliminarEl color que surgió del cielo es lo mas terrorífico que he leído nunca !!. Buena aportación.
ResponderEliminarUn saludo
Sin duda, Ramón. Y una obra literaria magistral.
EliminarSufro el síndrome Lovecraft desde los once años: mi profesor de la EGB me lo recomendó para que me callara. Empecé con En la cripta y seguí con todo lo que había editado Alianza. El caso de Charles Dexter Ward es una de las historias que más disfruté aquel verano. Mi edición está "descuajeringada" y la de Acantilado es muy bonita... Pero -oh, horror- creo que El resucitador aún no lo he leído. Adiós, Barbusse, tengo prisa... ;-)
ResponderEliminarBueno, se lo tienes que agradecer a tu profesor de EGB. O a que tú no te callaras ;-)
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