Lectura ilustrada Comedia. Purgatorio, I-V

François Lafon, 1886

Actividades

A) Observa la imagen que se muestra arriba y contesta: 1. ¿A qué canto pertenece la escena que ilustra? 2. La imagen no es del todo fiel al poema porque en ella se ve al ángel en la proa de la barca, mientras que en el poema se dice que iba en popa: ¿Verdadero o Falso? 3. ¿Qué salmo están cantando (puedes escucharlo aquí) los espíritus que van embarcados y sobre qué tema trata? 4. ¿En la desembocadura de qué río ha recogido el ángel barquero a esas almas que lleva al Purgatorio? 5. Cita un fragmento del poema que sirva de pie descriptivo para la imagen. 

B) En este enlace (solo para participantes inscritos) puedes ver varias ilustraciones relativas a los cinco cantos leídos esta semana. Elige para cada una de ellas el pie descriptivo más adecuado de entre los que se ofrecen a continuación (entre paréntesis se da la cita exacta: número de canto y versos):
1. Me ciñó como el otro le había dicho, y en el mismo lugar, ¡oh, maravilla!, en que el guía arrancó el humilde junco, otra planta nació inmediatamente (I, 133-136). 2. Cuando llegamos donde aquellas almas, nos gritaron a una: Este es el sitio. Es más ancha la brecha que el aldeano cierra con un manojo de espinosas ramas cuando la uva está madura, que aquel sendero por el que subimos solo mi guía y yo (IV, 17-22). 3. Y él, mientras tanto, llegó a la orilla con su rauda barca, tan ligera que apenas si se hundía (II, 40-42). 4. Fue tan grata a mis ojos, dijo entonces, Marcia mientras yo estuve allá en el mundo, que satisfice todos sus deseos” (I, 85-87). 5. Lo miré fijamente y vi que era rubio y hermoso y de gentil aspecto, pero con una ceja en dos partida. Cuando con humildad lo desmentí, pues nunca lo había visto, dijo “Mira”, y me mostró una herida sobre el pecho” (III, 106-111). 6. Íbamos por la brecha de la roca, trepando con los pies y con las manos por entre aristas que nos oprimían (IV, 31-33). 7. Entonces mi maestro, suavemente, frotó sobre la hierba sus dos manos, y yo, que comprendí lo que quería, le ofrecí mis mejillas lagrimosas; así volví a tener al descubierto el color que el infierno había velado (I, 124-129). 8. Y se puso a cantar tan dulcemente que en mi pecho aún resuena su dulzura: Amor, que razonando va en mi mente” (II, 112-114). 9. Cuanto más se acercaba a nosotros el pájaro divino, más brillaba; no pude resistir la cercanía y la vista bajé (II, 37-40). 10. Yo me sentía muy cansado y dije: Oh, dulce padre, vuélvete y advierte que me quedaré solo si no paras”. “Hijo mío”, me dijo, “continúa hasta ahí”, y señaló una prominencia que circundaba toda la ladera (IV, 43-48). 11. “¡Ay!, cuando logres regresar al mundo tras descansar de tan largo viaje, dijo un tercer espíritu enseguida, “acuérdate de mí, me llamo Pía” (V, 130-133). 12. Él los bendijo y ellos se lanzaron a la orilla, y el ángel se fue luego con igual rapidez que a su llegada (II, 49-51). 13. Vi por la izquierda aparecer un grupo de almas que avanzaban tan despacio, que sus pies parecían no moverse. “Alza la vista”, dije a mi maestro, “que tal vez esos nos darán consejo” (III, 58-62). 14. Pero si una mujer que está en el cielo te manda, como dices, no hacen falta lisonjas: me lo pides en su nombre. Ve, pues, pero antes ciñe con un junco a tu mortal, y lávale la cara para quitarle toda suciedad” (I, 91-96). 15. Estábamos allí,  paralizados, atentos a sus notas y el honesto viejo gritó: “¡Eh, almas perezosas! ¿Qué es esta lentitud? Corred al monte a despojaros de esa dura costra que no os permite contemplar a Dios” (II, 118-123). 16. Cuando los de delante percibieron la luz interrumpida a mi derecha y mi sombra alargarse hasta la roca, se detuvieron y retrocedieron, y todos los demás que los seguían, sin saber la razón, lo mismo hicieron (III, 88-93). 17. Al acercarnos vimos recostadas personas a la sombra de la peña como suelen estar los perezosos (IV, 103-105). 18. “Mi cuerpo helado fue a parar al al cauce del recrecido Arquiano y este luego lo echó en el Arno y me quitó del pecho la cruz que había hecho con mis brazos" (V, 124-127). 19. ”Oh, mi dulce señor”, dije, “contempla a ese que demuestra más flojera que si su hermana fuese la pereza”. Entonces se volvió, nos miró atento y, alzando lentamente el rostro, dijo: “Pues sube tú, ya que eres tan valiente” (IV, 109-114).  

C) Basándote en las imágenes del enlace anterior, contesta: 1. ¿Cómo se llama el personaje, custodio del Purgatorio, que aparece a la izquierda de la imagen nº 15 y en qué singulares circunstancias murió? 2. ¿Y el de la imagen nº 12, quién es y qué le pide a Dante? 3. ¿Qué personaje aparece en la imagen nº 19 y sobre qué están debatiendo el ángel y el demonio que están al fondo? 4. ¿Y cómo se llama el que está hablando con Dante en la imagen nº 17? 5. Di, para cada uno de estos tres últimos personajes que has citado, por qué razón se encuentran en el Antepurgatorio (puedes ayudarte con el mapa del Purgatorio que incluye tu ejemplar).

D) Contesta a las siguientes preguntas: 1. A diferencia de lo que ocurría en el Infierno, donde los pecadores mantenían su cuerpo y sufrían hambre o sed, con penas terrenas, en el Purgatorio los pecadores son solo sombras. Dante subraya esto reiterando a lo largo de estos cantos que es solo él quien proyecta sombra y también, de manera más explícita en II, 79-81, con la descripción de su intento fallido de abrazar a Casella. Cita dicho pasaje. 2. Al comienzo del canto V, el orgullo de Dante, que al sentir las manifestaciones de asombro de los penitentes ante su sombra, se gira muy ufano, permite a Virgilio hacerle una severa advertencia: no hay que entretenerse en vanagloriarse de nada, pues su meta es la llegada al Paraíso. Este reproche a Dante, no es sólo a él, sino que es en realidad una advertencia a todo el género humano. Cítalo. 3. En III, 37-42, se alude a la imposibilidad del ser humano por desvelar racionalmente el misterio de la existencia: "Contentaos, humanos, con el quia...". Completa la cita. 4. Tanto los excomulgados como los arrepentidos en trance de muerte han de guardar en el Antepurgatorio un plazo de espera antes de entrar en el Purgatorio. El de los primeros se cita a final de III y el de los segundos en IV, 130-134. ¿Cuáles son dichos plazos? 5. En II, 124-132 y en III, 79-87 hay dos elaborados símiles con animales: ¿de qué animales se trata? 6. En IV, 88-95, Virgilio le explica a Dante las particularidades del Purgatorio y del esfuerzo que hay que emplear en llegar a su cumbre: La montaña es de tal modo que al principio es muy ardua la subida...” Completa este pasaje. 7. La figura de Pia dei Tolomei, que aparece muy brevemente a final de V y cuyo pudor se opone al de los personajes que la acompañan, ha sido desde siempre una de las más nombradas de toda la obra. Explica brevemente quién fue y la razón de sus enigmáticas palabras: "Me hizo Siena y Marema me deshizo: lo sabe bien aquel que antes me había dado su anillo para desposarme" (V, 134-136). 

Envía tus respuestas a elinfiernodebarbusse@gmail.com a lo largo de esta semana. Si por algún motivo no has podido leer durante esta semana, no hay problema por enviar varias actividades conjuntamente, siempre que esta excepción no se convierta en un hábito general.


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Ficha (para los más curiosos): Orden moral del Purgatorio

Comentarios

  1. Al comenzar la cántica del Purgatorio, Dante invoca a las musas, especialmente a:

    A) Erato
    B) Calíope
    C) Clío
    D) Melpómene

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  2. Invoca especialmente a Calíope.

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  3. ¡La B es correcta!

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  4. B9 Calíope, musa de la poesía épica.

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  5. Calíope es correcta.

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  6. B. Calíope. e qui Calïopè alquanto surga

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