Otoño Cela 5. La filosofía del vagabundo

El escritor, en un descanso durante su viaje al Pirineo de Lérida, 1957

«El viajero, a los pocos días, se levanta a la última noche, la más negra, antes incluso que los grises, menudos pájaros de la ciudad. Se viste con luz eléctrica, en medio del silencio. Hacía años ya que no madrugaba tanto. Se siente una sensación extraña, como de sosiego, como de descubrir de nuevo algo injustamente olvidado, al afeitarse a estas horas, cuando todos los vecinos duermen todavía y el pulso de la ciudad, como el de un enfermo, late quedamente, como avergonzado de dejarse sentir.

El viajero está alegre. Silba, aproximadamente, la coplilla de una película y habla, poco más tarde, con su mujer, que se ha levantado a calentarle el desayuno. El viajero está casado. Los viajeros casados, cuando se echan a andar, tienen siempre, a última hora, una persona que les calienta el desayuno, que les da conversación mientras se afeitan a la estremecida luz eléctrica de la mañana.

El viajero, una hora antes de la salida del tren, baja las escaleras de su casa. Antes, se ha ido a despedir de su niño pequeño, que duerme, tumbado boca abajo, como un cachorro, porque tiene calor.

—Adiós. ¿Llevas todo?

—Adiós. Dame un beso. Creo que sí.

El viajero, al llegar a la calle, va cantando por lo bajo. Tiene mal oído y las canciones no sabe sino empezarlas. El metro está cerrado aún y los tranvías, lentos, distantes, desvencijados, parecen viejos burros abultados, amarillos y muertos.
El viajero tiene su filosofía de andar, piensa que siempre, todo lo que surge, es lo mejor que puede acontecer. Se va mejor a pie, andando por el medio de la calle, oyendo cómo rebota sobre las casas el sonar de la clavazón del calzado. Las casas tienen las ventanas cerradas y las persianas bajas. Detrás de los cristales —¡quién lo sabe!— duermen su maldición o su bienaventuranza los hombres y las mujeres de la ciudad. Hay casas que tienen todo el aire de alojar vecinos felices, y calles enteras de un mirar siniestro, con aspecto de cobijar hombres sin conciencia, comerciantes, prestamistas, alcahuetas, turbios jaques con el alma salpicada de sangre. A lo mejor, las casas de los vecinos venturosos no tienen ni una sola matita de yerbabuena o de mejorana en los balcones. A veces, las casas de los vecinos ahogados por la desdicha, señalados con el hierro cruel del odio y la desesperación, presumen de un balcón de geranios o de claveles rompedores, gordos como manzanas. Es algo muy misterioso la cara de las casas, daría qué pensar durante mucho tiempo».

(Camilo José Cela. Viaje a la Alcarria, 1948)
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ACTIVIDAD 5:

A) Viaje a la Alcarria es otro de los títulos emblemáticos de Cela y de la literatura española del siglo XX. Se trata de un libro sensorial, escrito en una prosa tersa y diáfana, con un dominio del castellano deslumbrante. Otro Premio Nobel de Literatura, José Saramago, afirmaba que "de la primera palabra a la última es una obra maestra del oficio de narrador". Dediquemos esta actividad a saber más sobre este libro. Para ello, lee el texto de Ana Mª Platas que se aporta aquí, donde se estudia las impresiones de vagabundaje y la literatura viajera de Camilo José Cela, y contesta a las siguientes preguntas: 1. ¿Cuántos días estuvo Cela por la Alcarria, en qué fechas redactó el libro, y cuándo apareció publicado? 2. ¿Es Viaje a la Alcarria una obra costumbrista? 3. ¿Qué características hacen de él un libro novelesco? 4. ¿Lo consideraba Cela una novela? 5. ¿Qué consigue su autor con el uso del presente en este libro? 6. La rudeza de la imagen mediática de Cela contrasta con la delicada, emocionante ternura de su escritura: ¿a qué personajes dedica su autor en Viaje a la Alcarria una mirada más tierna? 7. ¿Usa técnicas impresionistas o expresionistas? 8. El libro busca intencionadamente la intrascendencia, la banalidad de lo que sucede: ¿dónde reside, entonces, su interés?  9. Al igual que ocurre con sus novelas, los libros de viajes de Cela son muy distintos unos de otros: ¿verdadero o falso? 10. Según Antonio Colinas, ¿cuáles son las razones del lirismo de Viaje a la Alcarria y de la literatura viajera de Cela, en general?

B) En este croquis de la ruta que Cela siguió en su viaje a la Alcarria faltan los nombres de ocho localidades por las que el escritor vagabundeó en 1946. Identifica esas localidades a partir de las pistas que se dan aquí y, a continuación, escribe sus nombres junto a los números que aparecen en el croquis. 


¡¡Esta es la última actividad del Bloque I de este Otoño Cela. Envía tus respuestas, antes del 29 de enero, a elinfiernodebarbusse@gmail.com, junto con las correspondientes a las otras cuatro actividades propuestas,  y gana una estupenda selección de libros del escritor!! Toda la información aquí.

Comentarios

  1. Me asombra esa forma de escribir. Eso es lo maravilloso de la lectura, y sobre todo la de estos titanes de la literatura, que nunca te deja de sorprender. Solo por degustar este texto merece la pena leer y releer ese maravilloso Viaje a la Alcarria.

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    1. Así es, RamonJ. Es un castellano limpio y deslumbrante.

      "Viaje a la Alcarria", el libro que Saramago prefería de entre todos los de Cela (tanto es así que escribió su "Viaje a Portugal" como un homenaje a Camilo) es un título que se barajó, hasta el último momento, para leerse en este Otoño. Al igual que "La rosa", un libro excelente, del que apenas hemos podido hablar, y que recomiendo vivamente.

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