El invierno de mi desazón, de John Steinbeck
(Clásicos para regalar esta Navidad, 4)



John Steinbek es uno de los grandes críticos de las perversiones sociales y de la putrefacción de la sociedad de su tiempo, una sociedad que venera y fomenta, por encima de todo, lo material, lo tangible. Desarrolló una imagen de intelectual independiente que fue odiada tanto por los conservadores como por la izquierda oficial, lo que explica que haya recibido escasa atención en la historiografía literaria norteamericana. Ya se sabe, quien piensa con su propia cabeza y no con las siglas de un determinado partido político, cuidado con él, peligro a la vista, luces de neón intermitentes. 

En su última novela, El invierno de mi desazón, de 1961, Steinbeck estudia qué es lo que hace que un hombre, Ethan Allen Hawley, empleado y antiguo propietario de una tienda de comestibles, cambie de valores, en apariencia de la noche a la mañana. Prestando especial atención a la confrontación entre el dinero producto del trabajo y el heredado, y construyendo el armazón de la novela sobre el uso del diálogo -algo tan característico del autor-, Steinbeck ofrece una lección de literatura a la altura de sus dos grandes obras: Las uvas de la ira y Al este del Edén.

Hoy, que las palabras integridad y dignidad están a punto de eliminarse del diccionario por falta de uso práctico, Steinbeck nos recuerda qué significan. Su personalidad y su obra, construidas sobre la ética, nos son muy necesarias porque son escasos los referentes de que disponemos en nuestros días en ese sentido. Espejos, modelos, guías. O simplemente hombres dignos. Nórdica recupera su último libro en una edición preciosa y con la la traducción de Miguel Martínez-Lage que ya publicó El Aleph a principios de los dos mil. 

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