Lectura ilustrada Don Quijote, I, caps. 48-50

Ilustración de Ludwig Löffler para la ed. de Lepizig, Dehmigke, 1869

Actividades

A) La imagen que se muestra arriba plasma el momento en que Sancho intenta convencer a su amo de que realmente no ha sido objeto de un encantamiento, sino de un engaño. Lee a continuación el divertido coloquio que mantienen ambos y localiza quince palabras que se han deslizado en el texto por error en lugar de otras que sí escribió Cervantes. Di cuáles son unas y otras.

«—Señor, para descargo de mi conciencia le quiero decir lo que pasa cerca de su encantamento, y es que aquestos dos que vienen aquí cubiertos los rostros son el cura de nuestro lugar y el barbero, y imagino han dado esta traza de llevalle desta manera, de pura sarna que tienen como vuestra merced se les adelanta en hacer famosos hechos. Presupuesta, pues, esta verdad, síguese que no va encantado, sino embaído e incapaz. Para testimonio de lo cual le quiero preguntar una cosa; y si me responde como creo que me ha de responder, tocará con la mano este artificio y verá como no va encantado, sino trastornado el entendimiento.
—Pregunta lo que quisieres, hijo Sancho —respondió don Quijote—, que yo te satisfaré y responderé a toda tu curiosidad. Y en lo que dices que aquellos que allí van y vienen con nosotros son el cura y el barbero, nuestros vecinos y conocidos, bien podrá ser que parezca que son ellos mesmos; pero que lo sean realmente y en efeto, eso no lo creas en ninguna manera: lo que has de creer y entender es que si ellos se les parecen, como dices, debe de ser que los que me han encantado habrán tomado esa apariencia y semejanza, porque es fácil a los encantadores tomar la figura que se les antoja, y habrán tomado las destos nuestros amigos, para darte a ti ocasión de que pienses lo que piensas y ponerte en un albur de imaginaciones, que no aciertes a salir dél aunque tuvieses la soga de Proteo; y también lo habrán hecho para que yo vacile en mi entendimiento, y no sepa atinar de dónde me viene este daño. Porque si por una parte tú me dices que me acompañan el barbero y el cura de nuestro pueblo, y por otra yo me veo enjaulado y sé de mí que fuerzas humanas, como no fueran divinas, no fueran bastantes para enjaularme, ¿qué quieres que diga o piense sino que la manera de mi encantamento excede a cuantas yo he leído en todas las historias que tratan de caballeros andantes que han sido encantados? Ansí que bien puedes darte paz y sosiego en esto de creer que son los que dices, porque así son ellos como yo soy moro. Y en lo que toca a querer preguntarme algo, di, que yo te responderé, aunque me preguntes de aquí a mañana.
—¡Válame Nuestra Señora! —respondió Sancho dando una gran voz—. ¿Y es posible que sea vuestra merced tan duro de magín y tan falto de meollo, que no eche de ver que es pura verdad la que le digo, y que en esta su prisión y desgracia tiene más parte la malicia que el encanto? Pero, pues así es, yo le quiero probar evidentemente como no va encantado. Si no, dígame, así Dios le saque desta pesadilla, y así se vea en los brazos de mi señora Dulcinea cuando menos se piense...
—Acaba de conjurarme —dijo don Quijote— y pregunta lo que quisieres, que ya te he dicho que te responderé con toda puntualidad.
—Eso pido —replicó Sancho—, y lo que quiero saber es que me diga, sin añadir ni quitar cosa ninguna, sino con toda verdad, como se espera que la han de decir y la dicen todos aquellos que profesan las armas, como vuestra merced las profesa, debajo de título de caballeros andantes...
—Digo que no mentiré en cosa alguna —respondió don Quijote—. Acaba ya de preguntar, que en verdad que me cansas con tantas salvas, plegarias y contemplaciones, Sancho.
—Digo que yo estoy seguro de la bondad y verdad de mi amo, y, así, porque hace al caso a nuestro cuento, pregunto, hablando con acatamiento, si acaso después que vuestra merced va enjaulado y a su parecer encantado en esta jaula le ha venido gana y voluntad de hacer aguas mayores o menores, como suele decirse.
—No entiendo eso de hacer aguas, Sancho; aclárate más, si quieres que te responda derechamente.
—¿Es posible que no entiende vuestra merced de hacer aguas menores o mayores? Pues en la escuela destetan a los muchachos con ello. Pues sepa que quiero decir si le ha venido gana de hacer lo que no se aguanta.
—¡Ya, ya te entiendo, Sancho! Y muchas veces, y aun agora la tengo. ¡Sácame deste peligro, que no anda todo limpio!»
 
B) En este enlace (solo para participantes inscritos) puedes ver una serie de ilustraciones corrrespondientes a los tres capítulos leídos. Elige para las imágenes nº 1, 4  y 6 un pie descriptivo adecuado extraído del propio texto de la novela. Contesta: 1. En la imagen nº 2, el eclesiástico le está diciendo al cura las razones por las que no acabó una novela de caballerías que tenía en mente escribir. Di cuáles son esas razones. 2. En la imagen nº 3 don Quijote está haciendo una defensa apasionada de este género de novelas. Completa esta frase que nuestro caballero andante dice al respecto: "Los libros que están impresos con licencia de los reyes y con aprobación de aquellos a quien se remitieron, y que con gusto general son leídos y celebrados de los grandes y de los chicos, de los pobres y de los ricos, de los letrados e ignorantes, de los plebeyos y caballeros..., finalmente, de todo género de personas de cualquier estado y condición que sean...". 3. En la siguiente relación hay tres personajes que don Quijote no cita en su prolija defensa de los libros de caballerías. ¿Cuáles son?: Guarino Mezquino // Áyax // Amadís // Quintañona // Lanzarote // Asdrúbal // Aquiles // Pierres // Ginebra // Magalona // Floripes // Cirongilio // Tristán // Juan de Merlo     

Envía tus respuestas a elinfiernodebarbusse@gmail.com a lo largo de esta semana. Si por algún motivo no has podido leer durante esta semana, no hay problema por enviar varias actividades conjuntamente, siempre que esta excepción no se convierta en un hábito general.

Apunte gráfico (solo para curiosos) ver

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