Entre San Polo y San Saturio
A orillas del Duero, con la ermita de San Saturio al fondo, a la caída de la tarde |
Nueva toma fotográfica que manda Barbusse para, supongo -no le encuentro otra justificación-, desestabilizarles en su serenísimo descanso agosteño o quebrantarles su higiénico silencio estival. Resulta que ahora está en Soria y a orillas del Duero, tras los pasos de Antonio Machado, dice. ¡Lo que es no tener otra cosa que hacer, Virgen del Desposorio Coronada! A la imagen solo le acompaña este texto, que yo, fidedignamente, les transcribo:
He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria—barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra—.
Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
¡Álamos del amor, que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos que seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!
Y
hay, como la vez anterior, una postdata: "Incluya también, Duvenand, haga el favor, esta otra imagen del aula de Antonio Machado, en el instituto que hoy lleva su nombre y donde impartió clase durante los cursos de 1907 a 1912. En el
libro de visitas que aparece sobre la mesa del profesor, estampé firma. Espero no estar causándole demasiadas molestias. Cuente con el abono de un plus en septiembre".
Aula de Antonio Machado, Soria |
"Cuente", dice. ¿Y qué voy a contar? ¿Que este hombre me tiene más como
un mayordomo a jornada completa que como todo un señor secretario-albacea que es uno? Pues sí, eso es lo que cuento, hum. Claro, las cosas
se ven muy fáciles ahí en la sombrita del río, fumándose una pipa con
don Saturno ése. ¡Así cualquiera, leñe!
Tranquilo Duvenand hombre, no se altere. Las fotos, maravillosas.
ResponderEliminarHay lugares que una visita, y se quefan para siempre dentro del alma. Soria fue uno de esos lugares, un otoño soleadísimo de hace dos años, y espero volver porque fue un hallazgo maravilloso. Le escribo desde Siracusa, la cuna de la Magna Grecia, que también le recomiendo encarecidamente, señor Barbusse.
ResponderEliminarNos leemos a la vuelta, y no dé tanto trabajo al pobre Duvenand !
Usted sí que se lo monta bien amigo.
ResponderEliminarEste secretario raja mucho eh.
ResponderEliminar¡Grandes fotos!
Todos los años me pego un buen paseo por el Duero. Tierra dura e ingrata, pero que provoca...
ResponderEliminarQue preciosa estampa!!! Disfrute.
ResponderEliminar¡Ay Sr. Duvenand! Por hechos verídicos y constatables, y él sabrá por qué lo digo, que creo que nuestro Sr. Barbusse nos aparece ahora por los campos de la otra Castilla, a más de 400 kms tras dejar los campos de Montiel, con el sentido muy poético pero algo trastocado. Y digo yo, como usted ya bien pensaba, que a la entrada a la Cueva, debió darse algún coscorrón o un trompazo que le dejó desarreglado el entendimiento.
ResponderEliminarSr. Duvenand: Necesitamos al MONO ADIVINO de larga y peluda cola que nos aclare lo del entendimiento de Barbusse.
Y por cierto, Duvenand ¿Eneas? ¿Dónde anda mi amigo Eneas? ¿Su fiel e inseparable can!
¡Oh! dioses, dioses! Eneas, amigo ¿dónde te han dejado? ¿Será que te han birlado por el camino por culpa del entendimiento trastocado de tu amo, cual hurto del rucio de Sancho, por algún Ginesillo de Paropillo que os ha asaltado en esta aventura?
Coscorrón me di, ¿para qué negarlo?
EliminarY cuidado, que el mono era rabón, no se vaya usted a confundir ahora.
Ahora habla mi yo normal, Barbusse, que a fe, que la lectura de este año aquí en su blog, Quijote para un lado, Quijote para otro, Quijote siempre a nuestra vera, nos está dejando a todos bien fecundo y alegre y fantasioso el entendimiento.
ResponderEliminarPreciosas, relajantes, serenas, sonoras e incluso olorosas, esas fotos suyas. ¡Que disfrute mucho su viaje! Y felices vacaciones a todos los compañeros del blog.
------
¿Vivir? Sencillamente:
la sed y el agua cerca…
o el agua lejos, más, la sed y el agua,
un poco de cansancio ¡y a beberla!
(…) No preguntes, peregrino,
dónde las dichas están.
Hambre y sed te dé el camino,
Lecho el mesón, agua y pan.
Me encanta (y lo sabe)
ResponderEliminar