Lectura Madame Bovary, I, caps. 6-9

La vida transcurre sin grandes acontecimientos en la casa de los Bovary. Así como Charles llega a la cima de su felicidad, Emma descubre pronto que su vida matrimonial no tiene nada que ver con la vida de las heroínas de los libros románticos a cuya lectura se aficionó tanto desde su época de formación en un convento de monjas ursulinas. Casualmente, son invitados a un baile donde Emma descubre que la vida de los libros existe en la realidad, pero también comprende que esta vida le está negada a ella. Su estado anímico se resiente y Charles decide buscar otro destino para que su mujer se recupere. Emma se queda embarazada.

Guión de lectura:

1. Observa cómo se engarza el final del capítulo anterior con el comienzo de este. Como antes ocurriera con Charles, el narrador vuelve ahora atrás en el tiempo para contar la infancia y adolescencia de Emma. ¿Cómo influyó en ella el ambiente en que se educó? [cap. 6]

2. Es clásico ya el paralelismo establecido entre Don Quijote y Emma por su intensa afición a los libros y, a partir de ahí, por su idealización de la realidad. En este capítulo se establecen las bases para justificar ese parecido. Al igual que Cervantes parodiaba las novelas de caballería, aquí, Flaubert lo hace con las novelas románticas. Fíjate en los detalles que las ridiculizan. [cap. 6]

3. ¿Por qué le atraían tanto a Emma los grabados de los libros? [cap. 6]

4. ¿Qué echa de menos Emma en su marido? ¿Qué le disgusta de él? [cap. 7]

5. ¿Cómo hace Emma el papel de enamorada? ¿Qué pretende con ello? [cap. 7]

6. A Emma se le ocurren varios pensamientos sobre su matrimonio mientras pasea por el campo con su galguita. ¿Cómo describe su vida y con qué la compara? Fíjate en cómo la descripción del clima (ventoso y desapacible) y del paisaje (que transmite, visto al atardecer, una sensación de inquietud y miedo), parecen estar en sintonía con el estado anímico de incertidumbre y desilusión de la protagonista. Esta es otra de las características de esta novela. [cap. 7]

7.¿Qué le seduce a Emma de la vida y las personas que conoce en el castillo del marqués de Andervilliers? [cap. 8]

8. En los dos últimos párrafos del capítulo, se condensan los efectos o secuelas que ha producido en la vida de Emma esa estancia en el castillo. Atiende a cuáles son. [cap. 8]

9. Uno de los grandes aportes técnicos de Flaubert es el estilo indirecto libre. Consiste en reproducir los pensamientos o las palabras de los personajes dentro del discurso del narrador, sin que medio un verbo de lengua (dijo, pensó...) ni un nexo subordinante (que). De este modo, el narrador omnisciente se acerca tanto al personaje que las fronteras entre ambos se evaporan, hasta tal punto que el lector no sabe si aquello que el narrador dice proviene del relator invisible o del propio personaje que está monologando mentalmente. Es un estilo empleado para narrar la intimidad (recuerdos, sentimientos, sensaciones, ideas) desde adentro y permite una aproximación a la conciencia del personaje que Flaubert logra gracias al uso del pretérito imperfecto y, frecuentemente, de la interrogación. En el cap. 9 tenemos varios ejemplos: "¿Cómo era París? ¡Qué nombre desmedido!" (p. 79), "¿Por qué no tenía al menos por marido a uno de esos hombres de pasiones taciturnas que andan metidos en los libros por las noches y lucen por fin, a los sesenta años, cuando llega la edad del reúma, un pasador con condecoraciones en el frac negro y mal cortado?" (p. 83), "¡Así que en adelante pasarían así los días, en fila, siempre los mismos, incontables, sin traer nada consigo!" (p. 85), "¿Iba a durar siempre aquel infortunio?" (p. 89). Este procedimiento es la base para el desarrollo del stream of consciousness o monólogo interior que perfeccionaron Marcel Proust, James Joyce, Virgina Woolf y, más tarde, William Faulkner en el siglo XX. Piensa en lo diferente e, indudablemente, menos efectiva que hubiese sido la historia que se nos cuenta en el libro sin el empleo de este procedimiento y, por tanto, sin la posibilidad de que el lector acceda a los pensamientos que surgen en la cabeza de los protagonistas [cap. 9]

10. ¿Qué le sugiere París a Emma? ¿A qué tres mundos o clases reduce ella la sociedad parisina? Por contraste, ¿cómo ve el mundo que la rodea? [cap. 9]

11. Una serie de detalles de la vida cotidiana van acentuando el desencanto de Emma. ¿Cómo interpreta Charles la actitud de Emma ante esos detalles? Por otro lado, Charles la irrita cada vez más, y Emma, desencantada e indolente, espera "un acontecimiento": ¿qué deja traslucir esa espera? [cap. 9]

El pasaje favorito de Otoño Flaubert:

Elijo uno de esos momentos sordos y desoladores que tienen lugar en casa del matrimonio Bovary a la hora de la comida. Flaubert emplea aquí un tiempo narrativo circular para contar una situación reiterativa, que se repite un día tras otro. Lo usa en escenas que no exhiben una acción específica sino una actividad serial, reincidente, un hábito, una costumbre. En esta escena, el ojo del narrador fija su atención en los objetos más imperfectos de la casa (la chimenea que humea, la puerta que chirría...) y en los más cotidianos (el cocido, el hule) para transmitirnos esa sensación de vacío, soledad e incomunicación que se va adueñando de Emma y que acentúa su ahogo vital y su desesperación. En el cocido humeante la protagonista parece proyectar todo su asco por la realidad en la que se haya inmersa. Charles y Emma, sentados a la misma mesa, viven, en realidad, en mundos muy distantes.
"Pero era sobre todo a la hora de las comidas cuando no podía ya aguantar más en aquella salita de la planta baja, donde la estufa humeaba, la puerta chirriaba, el agua rezumaba de las paredes y el suelo estaba húmedo; le parecía que tenía servida en el plato toda la amargura de la existencia y, según humeaba el cocido, le subía del fondo del alma algo así como otras bocanadas de insipidez. Charles tardaba mucho en comer; ella mordisqueaba unas avellanas o, apoyada en el codo, se entretenía haciendo rayas en el hule con la punta del cuchillo."
(La señora Bovary, cap. 9, p.87, trad. de María Teresa Gallego Urrutia)  

Claves de lectura (para puesta en común):

1) La imagen romántica que Emma se hace de París emerge de la cigarrera de seda que recoge de esa carretera desierta, al regresar de Vaubyessard, muy a la manera en que en la novela de Proust En busca del tiempo perdido, la más grande de la primera mitad del siglo XX, la pequeña ciudad de Combray, con todos sus jardines (una evocación), emerge de una taza de té. Esta visión de París es uno de los muchos ensueños de Emma que aparecen a lo largo del libro. El tema de los ensueños se enlaza con toda naturalidad al tema del engaño. Nabokov, autor de un estudio exhaustivo de la novela, ha dicho: "Emma esconde la cigarrera que le hace soñar; engaña a Charles desde el principio, a fin de que la lleve a vivir a otro lugar. Fingiendo estar enferma, consigue que se trasladen a Yonville, que pasa por tener mejor clima." ¿Compartes esta opinión? ¿Crees que Emma finge su malestar o realmente está entrando en una depresión nerviosa?

2) ¿Por qué crees que Charles ha conseguido ser feliz y Emma no? Valora hasta qué punto la insatisfacción de Emma es consecuencia de sus lecturas y de su imaginario literario.

Comentarios

  1. Contestando a la segunda de las claves de lectura, yo creo que la educación nos configura como personas a todos. Emma recibe una educación de cierto refinamiento, pero son sobre todo sus lecturas, mal digeridas, lo que la llevan a creerse un mundo ficticio que no existe en la realidad, a creer que aquellos valores pueden traladarse al mundo real, y esto no es así. De ahí vien el batacazo que se lleva cuando se ve encerrada en aquel pueblecito con su marido, el pobre, más simple que una tabla de planchar.

    Ahora bien, en su carácter probablemente ya existía una cierta predisposición a ser de ese modo, exigente y ambiciosa, inquieta e inconformista. Las lecturas lo que hacen es que aflore su verdadera forma de ser.

    Charles se acepta tal como es, Emma no. Yo creo que esa es la clave de que uno sea feliz y la otra no.

    Un saludo.

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  2. En cuanto a que si Emma engaña a Charles, pues es muy interesante la cuestión, porque, según yo veo, no queda muy clara su actitud. Es verdad que ella tiene síntomas claros de depresión, pero, por otra parte, sus enormes ganas de salir de esa jaula que es Tostes le harían idear cualquier malestar. El texto es muy inteligente y no descarta la estratagema de Emma para con Charles.

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    1. Estoy contigo, Carmen, el texto es deliberadamente ambiguo. ¿Quizá mitad enfermedad, mitad intencionalidad por parte de Emma? Pudiera ser.

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  3. Está claro que Charles es feliz porque la ignorancia no te da dolores de cabeza ni te causa insatisfacción, es un hombre simple y sin grandes alcances intelectuales. Por el contrario, Emma, tiene inquietudes existenciales, aunque discretas, pero al menos tiene una preparación en música y lee con intensidad. Otra cosa es que no "sepa" leer. Pero saber cosas genera más conocimiento y éste un cierto grado de insatisfacción con la realidad. Y de la no aceptación de la realidad tal como es a la infelicidad hay un paso muy corto.

    Saludos.

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    1. Está bien visto. Son dos opciones -mejor dicho, vías- de vida. El saber, a veces, genera mayor sufrimiento, eso es indudable. Pero también más capacidad para comprenderte, conocerte y definirte en el mundo. ¿No crees?

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  4. No hay lecturas mal digeridas en Emma: son directamente malas lecturas, que no lee a Platón vamos. Una cosa interesante es comprobar que buenos o malos lectores, los lectores entonces, como hoy, eran minoría

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    1. Buenos días:

      No estoy muy de acuerdo con que sean malas lecturas, algunos de los autores que conoce son de primera fila, como Walter Scott o Víctor Hugo; otros no llegan a tanto, como Bernardin de Saint-Pierre o Lamartine. En todo caso, independientemente de la altura de la literatura que frecuenta, lo que sí parece cierto es que ella pasa por la lectura de manera superficial, sin juicio crítico alguno, poniéndose en lugar de la heroína de la historia que lee e incapaz de distinguir entre realidad real y realidad ficticia.

      Si hubiese leído a Platón, peor me lo pone porque entonces el grado de arrogancia y de soberbia que dispensaría a partir de una filosofía mal deglutida no tendría límites.

      La lectura, yo creo, no nos hace mejores ni peores. El carácter manda, y eso ya lo vemos en la novela, donde Emma ya ostentaba un carácter inconformista. En todo caso, a las personas no superficiales, es decir, a aquellas que les interesa conocer y conocerse les sirve de enriquecimiento personal y espiritual, amén de entretenimiento. En el caso de Emma, falta de juicio crítico, la lectura le proporciona una mera distracción, y además peligrosa, porque, sin conocer nada del mundo real, cree erróneamente que en la realidad existen los mismos valores que en las novelas que frecuenta.

      Un saludo cordial.

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    2. Aquí estoy radicalmente de acuerdo con Esteban.

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    3. No olvidemos que Emma lee también, aparte de los que cita Esteban, a Balzac, También a George Sand (un guiño de Flaubert a su amiga y colega).

      "leyó a Balzac y a George Sand buscando saciar con la imaginación sus avideces personales..."

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  5. yo creo desde mi punto de vista que Emma por sus características personales es de las personas que no se encuentran bien en ningún sitio. Me explico, bien por circunstancias educacionales o ya por motivos de enfermedad nerviosa, o ya por problemas de personalidad son ese tipo de personas que no encuentran su sitio en ningún sitio ni acompañadas por nadie, en este caso por Charles. ya el narrador al comienzo del capitulo VII, nos dice que "Emma era del parecer de que en algunos lugares de la tierra debía crecer la felicidad como si fuera una planta propia de ese suelo y que no se da bien en cualquier otro sitio". Es por ello, por lo que creo que buscó mudarse de localidad para ver si en otro sitio podía conseguir esa felicidad, cosa que por otra parte no consigue, más al contrario, empeora, que es lo que le suele ocurrir a este tipo de personas.

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    1. Creo muy acertado y estoy totalmente de acuerdo en lo que dice antonio Luis. Hay personas que no se encuentran, llenas de un hastío y una incomodidad en la vida que son incapaces de aceptarla. Buscan y buscan y no encuentran, probablemente porque ni siquiera saben lo que buscan. Emma es una de ellas. Por eso decía antes que el carácter manda. Emma, sin sus lecturas, hubiese sentido igual frustración. Con la señora Bovary estamos en la antesala del existencialismo.

      Un cordial saludo.

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    2. Antonio Luis hace una lectura muy acertada de la obra. Es así, hay personas que vienen con un hastío vital de "fábrica". Con y sin lecturas, buscan y buscan una armonía, pero su incomodidad en y con el mundo es inextinguible. Ante la falta de estímulos, caen en la frustración. Esto prefigura el sentimiento de absurdidad de la vida que se trata en la la novela existencialista (como ha dicho Esteban). Algunos califican a Flaubert, como a Shakespeare, de escritor nihilista, pues no ofrece asideros (ni siquiera la religión) para salir de ese hastío vital, pero esto es algo de lo que tendremos ocasión de hablar más adelante.

      Saludos.

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  6. En cuanto a la educación impartida a Emma, no sabemos si fue mala o buena, lo cierto es que en ella causó efectos negativos. "La primera vez que Charles fue a Les Bertaux,(acababa de regresar del convento), estaba convencida de que había perdido las ilusiones, porque ya no quedaba nada por aprender o nada por sentir". Y esto es antes de casarse, imaginamos lo que ocurre después y que vamos viendo a medida que avanzamos en la lectura.

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    1. Sin duda, es una persona hastiada desde bien temprano, como bien dices.

      Saludos.

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    2. Absolutamente cierto, y eso refuerza la opinión de que su frustación es temperamental, de carácter, y no -o, al menos, no definitoriamente- consecuencia de unas lecturas.

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  7. Emma es una histérica de toma pan y moja. De engañar a Charles en lo de su enfermedad nada de nada. Ella está que se sube por las paredes en su casa de Yonville, viendo al marido sorber sopa y no decir ni palabra cuando llega del trabajo. Emma ha leído por ahí que el amor existe e intenta buscarlo a toda costa porque no se puede creer que a eso que conoce sea todo.

    Otra cosa es que descubra que el amor que busca es mentira, que todo llegará.

    Saludos.

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    1. Claro que ella ha leído que el amor existe. Por eso lo busca a toda costa. En este sentido no se le puede reprochar nadaa Emma, porque persigue sus sueños, no renuncia a ellos. Intenta, como Don Qujote, hacer de ellos una realidad. Otra cosa, como tú bien dices, es que esos sueños sean mentira. Y entonces, duele, y mucho. Como veremos...

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  8. Estoy muy en consonancia con lo aportado por Esteban y Antonio L., en el sentido de que el problema lo tiene la propia Emma, pero lo tiene asociado a su propia personalidad. No hay motivos todavía para odiar a su marido y ya en el campo con su animal de compañia se pregunta "¿Por qué, Dios mío, por qué me habré casado?". y ese inconformismo innato a ella también se observa de una forma evidente en el párrafo siguiente al anterior en donde en resumidas cuentas ella se pregunta por qué el azar no le ha permitido conocer a otro hombre distinto: "habría podido ser guapo, distinguido, ingenioso, atractivo, es decir una serie de características que por pasiva no las ve en su marido.
    un saludo

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    1. Fíjate como una de las razones de la infelicidad de Emma se fundamenta en eso que el poeta Horacio en una de sus "Sátiras" y Goethe en su "Werther" decían: la creencia (errónea la mayoría de las veces) de que los demás son felices nos hace sentirnos más infelices. Y, en realidad, casi todos tenemos problemas y nuestra felicidad, en caso de existir, es más bien defectuosa e intermitente.

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  9. No creo en absoluto que Emma fingiera. La vida idílica que se había montado ella sola, se ha desbaratado y con la invitación a la fiesta se da cuenta de que el tipo de vida que ella quiere es ese y no el que tiene con Charles. A partir de ese momento es cuando empieza a deprimirse e intenta por ejemplo que la joven criada se comporte como doncella de una gran dama y no como chica para todo de la mujer de un médico. A causa de la fiesta descubre también todos los defectos que no le gustan de Charles, empezando por que está engordando y no puede más que compararlo con el refinamiento de los hombres que conoció en la fiesta. Es una situación que le lleva a deprimirse ante su cruda realidad.
    En cuanto a la segunda cuestión creo que Charles es una persona de gustos sencillos, que es consciente de sus limitaciones (intentaba no matar a nadie) y que teniendo clientela y una mujer bonita al lado (no como la que tenía antes), la que además en su presencia no lo trata mal considera que es completamente feliz, y sin duda lo es.
    Sin duda las conclusiones equivocadas que saca Emma de las lecturas son parte de su insatisfacción, pero recordemos que aunque no pueda conocer a fondo lo que hay detrás de las grandes damas y señores que conoce en la fiesta, estos si se parecen a la imagen de vida perfecta que tiene Emma y que para ella son algo bastante real, aunque no esté a su alcance.
    Además Emma ya demostró un carácter un poco "complicado" cuando acabada de salir del convento ya consideró que no tenía nada más que aprender. ¿Qué se puede ofrecer a una persona que con esa edad considera que ya lo sabe todo?

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    1. Cierto Mariuca, todo lo que había soñado y leído y fantaseado lo ve Emma, ahora con la fiesta, posible. Sabe que ese otro mundo existe, está ahí, tiene las pruebas. Por eso intenta remedar los aires de los marqueses y lo condes que allí llega a conocer. Por fin tiene un espejo palpable en el que mirarse, unos esquemas de vida prestados que son los que ella va a intentar aplicar. Porque Emma no solo busca el amor, la sexualidad, sino también el lujo, la ostentación. Todo lo que llene su terrible vacío. Lo veremos...

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  10. Respondiendo -o mejor, comentando- un poco a todos los que han hablado de la influencia de la lectura en Emma como explicación de sus insatisfacción, diré que estoy de acuerdo en que es su propio carácter "más sentimental que artístico" y que "buscaba emociones y no paisajes" el que define su actitud vital. Las lecturas pudieron avivar ese temperamento, pero no crearlo. Su hastío es genético, viene de "fábrica". No es un hastío que se padece sino que se convierte en una actitud vital, como diría el gran Pessoa. Flaubert lo sintetiza en una frase rotunda en el capítulo 9, diciendo "Confundía, en su anhelo, las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres con la exquisitez de los sentimientos." Y perfectamente Emma podría haber tenido esa misma confusión sin haber leído un solo libro.

    En cuanto a la relación con Charles, lo que está claro es que son dos personas que no conectan, que no se entienden en absoluto, entre los cuales la comunicación es nula. No disculpo ni a uno ni a otro (de ahí que estemos ante una gran novela, con unos personajes cuidadísimos, de una carnalidad casi real y de una psicología perfectamente coherente), pero cada uno tiene sus razones para sentir lo que siente y comportarse como se comporta. Y ninguno de ellos expresa al otro lo que realmente siente. En este sentido "Madame Bovary" es también la gran novela de la incomunicación, anticipando otro de los grandes temas que cultivaron muchos escritores del XX. En un pasaje magnífico de la novela, se lee lo siguiente:

    "Es posible que le hubiera gustado hacerle esas confidencias a alguien. Pero ¿cómo referir un malestar indefinible que cambia de aspecto como las nubes y gira en torbellinos como el viento? Así que le faltaban las palabras y la ocasión y el atreverse."

    Y sigue diciendo:

    "Le parecía que, si Charles, pese a todo, lo hubiera pretendido, si lo hubiera sospechado, si hubiera salido una sola vez su mirada al encuentro del pensamiento de ella, una abundancia súbita se le habría desprendido del corazón, como se desprende la cosecha de unas espalderas cuando la rozamos. Pero, a medida que iba siendo más estrecha la intimidad de sus vidas, surgía un desapego interior que la separaba de él."

    La incomunicación por parte de Emma viene de la total desconfianza que siente por Charles, de la escasa valoración que tiene de él como persona, a la que no admira en absoluto en ningún sentido. Ella misma observa: "¿Acaso no debía, antes bien, un hombre saberlo todo, destacar en múltiples actividades, iniciarla a una en las energías de la pasión, en los
    refinamientos de la vida y en todos los misterios? Pero éste no enseñaba nada, no sabía nada, no deseaba nada. Creía que ella era feliz; y Emma le guardaba rencor por esa tranquilidad tan firme, por esa cachaza tan serena, e incluso por la felicidad que ella le daba."

    Por parte de Charles esa incomunicación viene de una razón bien distinta, la de considerar a Emma como un mero objeto de su propiedad, de su amor egoístamente satisfecho, "su mujercita", a la manera en que Torvald tiene a Nora en "Casa de muñecas", de Ibsen.

    Esta incomunicación es la que hace que Emma vea su vida "fría como un desván con tragaluz que diera al norte, y el aburrimiento, araña silenciosa, tejía su tela en la sombra de todos los rincones de su corazón."

    En fin, ya digo, dos personajes con sus razones de vida, y como ocurre en todas las obras maestras de la literatura, tan complejas que es difícil no comprenderlas a unas y a otras.

    Seguimos.

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  11. Ya he comentado uno de mis pasajes favoritos de esta parte de la novela. Me gustaría ver cuáles son los vuestros.

    ¡Adelante! (Hay mucha canela fina en estos capítulos). Soy todo oídos, digo ojos.

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  12. Hay un breve pasaje en el capitulo 9, que da una idea de la angustia y la ansiedad que padece Emma por encontrar algo que cambie su vida, algo que ni siquiera ella sabria explicar:

    "En el fondo de su alma, sin embargo, essperaba un acontecimiento. Como los naúfragos, paseaba sobre la soledad de su vida sus ojos desesperados, buscando a lo lejos alguna vela blanca en las brumas del horizonte. No sabía cuál sería su suerte, qué viento la llevaría hasta ella, hacia qué orilla la conduciría, si sería chalupa o buque de tres puentes, cargado de angustias o lleno de felicidad hasta los topes. Pero cada mañana al despertar, lo esperaba para aquel dia.....despues de ponerse el sol, más triste cada vez, deseaba ya estar en el día siguiente.

    También es bueno el pasaje donde quema el ramo de novia, o la escena donde, por no tener la cena preparad,a despide a la criada.. Son algunas muestras más del carácter histérico y voluble de Emma.

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    1. En cuanto al ramo de novia tiene una fuerte carga simbólica de su destino trágico. Emma se había preguntado, al encontrar las flores de novia de la primera mujer de Bovary, qué ocurriría con las suyas. Ahora, al marcharse de Tostes, ella misma las arroja al fuego en ese inolvidable pasaje que no me resisto a citar:

      "Un día en que ésta, en previsión de esa mudanza, estaba ordenando un cajón, se pinchó los dedos con algo. Era un alambre de su ramo de novia. Los capullos de azahar estaban amarillos de polvo y las puntas de las cintas de raso, ribeteadas de plata, se estaban deshilacliando. Lo arrojó al fuego. Prendió más deprisa que la paja seca. Fue luego como una zarza roja en las cenizas, cada vez más consumida. Miró cómo se quemaba. Las bayas menudas de cartón explotaban, los alambres de latón se retorcían, el galón se derretía; y las corolas de papel,encogidas y columpiándose por la placa como mariposas negras, salieron al fin volando por la chimenea."

      En una carta de hacia el 22 de julio de 1852, Flaubert dice algo que podría aplicarse a este pasaje: «Una frase verdaderamente buena en prosa debe ser como un verso logrado en poesía, algo que no se puede cambiar, e igual de rítmico y sonoro.» Estos pasajes son ejemplos perfectos.

      Buena vista, Ramón.

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  13. También me gusta especialmente el simbolismo de la petaca verde. La minuciosa descripción que el autor hace de ella. Objeto que pertenece a un mundo al que Emma anhela pertenecer, ella lo mira, lo mima, lo guarda como un tesoro, como una esperanza.

    Saludos

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    1. Otro símbolo claro. Para Emma, cigarrera (o petaca)= París.

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  14. Me gustaría, a la vista de algunas opiniones aquí vertidas, ejercer un poco de abogado defensor de nuestra Emma, aunque solo sea para propiciar nuevos cauces de discusión y aclararme yo mismo sobre ciertas cuestiones. Primero: Se critica de Emma su frivolidad, su falta de criterio y su despiste emocional. Pregunto yo: ¿Son más sabias, más realistas, más equilibradas las burguesas de Tostes o Yonville que viven lo que les ha tocado sin saber siquiera que existe otra cosa? Segundo: Se tacha a nuestra heroína (o antiheroína, más bien)de histérica y neurótica. Y digo: ¿Se pensaría lo mismo de un personaje masculino? Dejo ambas cuestiones a la consideración de la estimada concurrencia.

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    1. Antonio:

      Comentando la segunda de tus dos interesantes preguntas, me parece muy esclarecedor traer aquí lo que dice Vargas Llosa sobre que la verdadera tragedia de Emma es no ser libre. Hemos de tener en cuenta que la esclavitud se le aparece a ella no sólo como producto de su clase social —pequeña burguesía mediatizada por determinados medios de vida y prejuicios— y de su condición de provinciana —mundo mínimo donde las posibilidades de hacer algo son escasas—, sino también, y quizá sobre todo, como consecuencia de ser mujer. En el mundo y en el tiempo en que vive Emma ser mujer constriñe, cierra puertas, condena a opciones más mediocres que las del hombre.

      Emma es un personaje fundamentalmente ambiguo, en el que coexisten sentimiento y apetitos contarios. Su indefinición no es sólo moral y psicológica; profundamente tiene que ver asimismo con su sexo. Porque, bajo la exquisita femineidad de esta muchacha, se embosca -citando a Vargas Llosa- un decidido varón. En Emma -y lo iremos comprobando conforme avanzemos la lectura- late íntimamente el deseo de ser hombre. Ya hemos podido comprobar algunos indicios de cómo en su relación conyugal los roles hembra-varón se comienzan a invertir. Hay un momento, justo el pasaje que destacaba Ramón ayer, en el que Emma se erige en autoridad máxima de la casa de los Bovary. Es cuando decide despedir, sin compasión alguna y con la cobarde pasividad de su marido, a la criada Nastasie, que, por cierto, Charles conocía bien y llevaba mucho tiempo a su lado. Ante la incredulidad del marido de Emma, que le pregunta si habla en serio, ella responde tajante: "¿Quién me lo impide?" El pasaje completo es el siguiente:

      "Cuando llegaron a casa, no estaba preparada la cena. La señora se enfadó. Nastasie se insolentó.
      -;Váyase! -dijo Emma-. Esto es una tomadura de pelo. Está despedida.
      Había de cena sopa de cebolla con un trozo de vaca con acederas.
      Charles, sentado frente a Emma, dijo, frotándose las manos con expresión de felicidad:
      —¡Qué gusto da volver a casa!
      Oían llorar a Nastasie. Charles le tenía cierto cariño a aquella pobre mujer. Tiempo ha, le había hecho compañía muchas veladas, en los ratos vacíos de la viudedad. Había sido su primera paciente y era la persona de la comarca a quien conocía desde hacía más tiempo.
      -¿La has despedido en serio? -dijo por fin.
      —Sí. ¿Quién me lo impide? -contestó ella."

      En fin, iremos viendo cómo Emma va sacando este carácter varonil, no solo como un reflejo de su propio carácter mandón y dominante, sino sobre todo y especialmente como un mecanismo para enfrentarse a la realidad y lograr, en cierta manera, un mayor acercamiento a esa felicidad/libertad que ansía.

      Saludos.

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    2. En contestación a una de las preguntas de Antonio Toribios, concretamente a la que hace referencia a si el rol de Emma Bovary estuviese desempeñado por un personaje masculino, en mi opinión creo que no seria visto ni tratado de igual manera que a ella, no solo en la sociedad del siglo XIX, sino que me atrevo a decir que ni siquiera en la actual. Creo que existía y perdura hoy en nuestros tiempos un doble rasero, una doble moralidad a la hora de enjuiciar al hombre y a la mujer en unas determinadas circunstancias y comportamientos. Tal vez en aquellos tiempos (y aún hoy en dia) un personaje masculino adúltero y frivolo sería más heroe que antiheroe, sobre todo por parte del sector masculino, claro.

      Saludos

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    3. Agradezco a ambos sus esclarecedores comentarios. Emma quiere actuar, quiere elegir, y eso en la época era cosa de hombres. Lo que quería suscitar con la primera de mis preguntas es hasta que punto Emma se nos presenta como inadaptada o como modelo. Yo creo que Flaubert muestra bastante cariño por el personaje. De algún modo es él mismo, con esa tendencia suya tan frustrante de querer conocerlo todo y vivirlo todo intensamente. En realidad -a pesar de que se comporte muchas veces tontamente- Emma se ha convertido en un arquetipo: el del ser humano que antepone su deseo a todo lo demás. El hecho de ser mujer produce aún hoy (como bien dice Ramón) esa animadversión un tanto injusta.

      Y, aprovechado que Barbusse menciona a Vargas-Llosa, no puedo menos que recomendar vivamente la lectura de "La orgía perpetua", todo un prodigio de análisis literario y vital. Estoy releyéndola, después de muchos años, y la emoción no merma ni un ápice.

      Buenas noches.

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  15. Dos comentarios.
    1. Flaubert odiaba a todos los personajes de su novela (menos a Justin y, quizá, a Hippolyte). Son todos ellos prototipos de imbecilidad, algo tan propio de Flaubert, que ataca continuamente la imbecilidad y los tópicos. La cabeza de Emma está llena de tópicos. No tiene ni una idea propia ni un pensamiento original. Y por eso Flaubert la aborrece.
    2.- Emma no es, como se ha pretendido tantas veces (y Vargas Llosa tiene mucha culpa de ello; no estoy de acuerdo con su interpretación de Emma), una mujer que rompa con los esquemas tradicionales del papel de la mujer en su época. No es ni una rebelde ni una innovadora ni una luchadora ni nada que se le parezca. Al contrario, está más apegada que nadie al concepto y el papel de la mujer de su tiempo. Lo que pasa es que ella quiere ser ese tipo de mujer, pero con dinero y lujo. Lo cual la torna aún más conservadora si cabe. Porque no sólo no se cuestiona ese papel de la mujer, sino que asume plenamente la sociedad y las clases sociales de la época (y lo que lamenta es no pertenecer a la más poderosa y adinerada. Lo revelador de qué quiere y qué echa de menos no es que tenga amantes, sino que se empeña con el usurero.

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    1. Es cierto que Flaubert odiaba a Emma y a todos sus personajes, casi, como has dicho, sin excepción. Pero me pregunto y pregunto: ¿Cómo es posible que, si es Emma es tan imbécil, estemos todavía, ciento y pico años después de que Flaubert publicara su novela, intentando comprender a este personaje, desentrañar qué es lo que lo mueve, conociendo tanto puntos de vista, unos positivos, otros negativos sbre su comportamiento, conducta y sentimientos? No creo que sea un personaje simple, de una sola cara, ni tan imbécil ni aprehensible como muchos lo ven. Como todas los grandes caracteres que ha creado la alta literatura -Hamlet, Don Quijote, Raskolnivov- ofrece muchos claros y muchos oscuros, muchos matices de gris, muchas lecturas. Si tan solo fuera una imbécil, sin que tocara algo inefable a nuestra propia condición humana, ya haría mucho tiempo que la hubiésemos olvidado. ¿No?

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    2. No. Porque ella es deleznable, pero el libro, no.

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    3. Cierto, el libro es una obra de arte.

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  16. Debo añadir que, como lectora, nunca sentí la menor simpatía por Emma, ni la primera vez que leí el libro, en la adolescencia, ni en las posteriores lecturas (en el último curso de mi licenciatura en Filología Francesa en la Complutense buena parte de la asignatura de literatura, que impartía Jean-Pierre Richard, versó aquel año sobre un análisis detallado de Madame Bovary).
    Como traductora, me ha irritado sin cesar en cada línea del libro durante los meses que conviví con ella. Lo cual creo que me ayudó mucho a meterme en el pellejo del novelista.

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    1. Jajaja, es muy interesante lo que dices. Esa flaubertización de la traductora...
      Yo creo que eres muy dura con Emma. Al menos ella persigue sus sueños, intenta que se hagan realidad, no se queda entre cuatro paredes reprimida. Por muy poco de acuerdo que estemos en aquello que persigue, no le podemos negar que no intente buscar otra vida. Eso ya, de por sí, es valorable. Muy valorable.

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    2. Emma no tiene sueños. Persigue unas fantasías tomadas de una literatura demoledora para la inteligencia.

      Victor Hugo viene a decir, de otra forma, y sin dedicarle un libro entero, sólo unos párrafos, algo muy similar acerca de la educación de Cosette, o sea de la educación de las muchachas de por entonces. Precisamente los acabo de traducir hace un par de días. Están al principio del libro cuarto de Los miserables.

      "Ya había concluido su educación; es decir, que le habían enseñado religión e incluso, y sobre todo, devoción; y además «historia», a saber, lo que llaman así en el convento, geografía, gramática, los participios, los reyes de Francia, algo de música, a dibujar una nariz, etc.; pero de lo demás lo ignoraba todo, lo cual puede resultar encantador, pero es también un peligro. Nunca debe dejarse a oscuras el alma de una joven; más adelante se dan en ella espejismos demasiado bruscos y demasiado violentos, igual que en una cámara negra. [...] No hay nada mejor que el convento para preparar a una joven para las pasiones. El convento orienta las ideas hacia lo desconocido. En el corazón, replegado sobre sí mismo, se abren excavaciones al no poder expandirse y crece éste hacia dentro al no poder florecer. Y de ahí salen visiones, suposiciones, conjeturas, esbozos de novelas, deseo de aventuras, construcciones fantásticas, edificios construidos por entero en la oscuridad interior de la mente, moradas secretas y sombrías donde las pasiones hallan asilo en el acto en cuanto, tras cruzar la verja, tienen paso franco."
      Flaubert le dedica todo un libro a eso mismo y además lo enmarca admirablemente para retratar la sociedad en que transcurre la vida de esas jóvenes. No olvidemos que el subtítulo de libro es: Costumbres de provincias.

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    3. No estoy de acuerdo con Barbusse en esa afirmación que hace sobre perseguir los sueños. Sin duda es lícito y valorable el perseguir nuestros sueños, pero no como Emma lo hace: engañando a su marido, a su familia, abandonando y desdeñando a su propia hija, llevando la ruina a su casa y a todo lo que le rodea. Emma es irresponsable, inmadura, egoista, manipuladora, infantil, no quiere nada ni a nadie y solo causa daño y desgracia. Yo estoy con la traductora. A mi también se me atraganta el personaje. Es muy valorable perseguir los sueños, pero no a costa de lo que sea.

      Saludos

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    4. Absolutamente egoísta y absolutamente pueril.

      ¿Que por qué seguimos hablando de ella? Porque está viva.

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    5. Bueno, veo que la polémica sobre la mujer del "practicante" está dando mucho de sí, y me parece enriquecedor. Hoy precisamente le ha llegado a mi librero "La señora Bovary". La tengo aún en su envoltorio, demorando a propósito el momento deleitoso de despojarla de sus vestiduras y pasear vista y tacto por ella. Dejaré a un lado la traducción que estaba leyendo y me esmeraré en buscar en esta pruebas textuales sobre la catadura del personaje y el amor/odio del autor.

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    6. Estoy totalmente de acuerdo con la opinion de Ramón.

      Un saludo

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    7. ¿Qué tendría, entonces, que haber hecho? ¿Quedarse entre esas cuatro paredes viendo cómo se le pasa la vida entre costura y costura, al lado de una persona a la que no quiere en absoluto y cuya insulsez la saca de quicio y que le da la misma conversación que a una percha o a un florero? ¿Quién no creyó alguna vez que algo era de una forma que habíamos imaginado y luego resultó otra? Al menos Emma vive y quiere vivir, no solo existe.

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    8. Antonio: disfruta de tu libro, y no demores mucho la apertura, jajaja.
      Seguimos.


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    9. No te alteres querido Barbusse, es nuesra opinión y no creo que estemos muy equivocados. Por cierto el libro es maravilloso, y que traducción. Hace mucho tiempo que no leo un libro con tanta atención.
      Saludos

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    10. Bueno, no se puede decir que luchase por otra vida en realidad, sino por la misma en esencia, pero con un adobo de "literatura"... a lo que aspiraba no pasaba también de existir, una existencia pasiva colgada de un hombre, sólo que con más farolillos y cadenetas.
      Y yo no puedo olvidar el penúltimo párrafo de la novela, el más cruel y desgarrador en mi opinión, el que creo que es como el mazo con el que Flaubert, juez, golpea, entre bastidores, la mesa al pronunciar la sentencia condenatoria de Emma, el que habla del destino de Berthe:

      "Cuando estuvo ya todo vendido, quedaron doce francos con setenta y cinco céntimos que valieron para pagar el viaje de la señorita Bovary a casa de su abuela. La buena mujer se murió ese mismo año; y, como el señor Rouault estaba paralítico, se hizo cargo de ella una tía. Es pobre y la manda a ganarse la vida a unas hilaturas de algodón."

      No podemos olvidar esas otras "cuatro paredes" a las que abocó a Berthe... para nada... porque ni consiguió nada ni fue feliz.

      En cualquier caso, lo interesante es que esté todo tan vivo y sea todo tan real que nos acaloremos a favor o en contra de éste o de aquél como si nos fuera algo personalmente en ello.


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    11. María Teresa:

      Aquí, en lo de Berthe, sí que estoy absolutamente de acuerdo contigo (hablaremos de ello cuando estemos en esa parte, no nos adelantemos, aunque aquí está bien traído para robustecer tu punto de vista).

      Y desde luego, este "acaloramiento" productivo, respetuoso y enriquecedor es lo realmente interesante. Es precisamente esto lo que buscaba con esta lectura participativa, y lo que aviva y justifica la parte de los comentarios. Me encanta que aparezcan posturas contrarias -y las agradezco- porque eso nos hace esforzarnos en indagar más y mejor sobre los personajes y, al contrario de lo que cabría pensar, en lugar de alejarnos como lectores, nos acerca, con mayor intensidad a esta maravilla de libro, permitiéndonos valorar en todo su tamaño su grandeza literaria.

      Más que nunca, podemos dar por cierto -¿no te parece?- con esta obra de Flaubert aquello que felizmente dejó dicho Italo Calvino sobre lo que era un clásico de la literatura: "Un clásico es un libro que nunca ha terminado de decir lo que tiene que decir".

      Un cordial saludo (y gracias por intervenir como uno más).

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    12. Gracias, Maria Teresa, leí la novela hace más de treinta años y tuve la misma sensación que comentas. Egoismo, puerilidad y estupidez. Si seguimos hablando de ella es porque, como bien dices, el mundo sigue lleno de personas, hombres y mujeres, que responden al mismo retrato. No es cierto el parecido con el Quijote,Alonso lo abandona todo, da la cara y sale al mundo, es activo, Emma simplemente se deja follar por seres incluso más viles que ella.
      Vargas LLosa,cuando se declara su enamorado, está diciéndonos realmente quien es: un ser abyecto que necesita la existencia de personas como Emma para facilitarse la suya propia.

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    13. Me permito reproducir unos párrafos de la crítica de Amelia Gamoneda que ha publicado Revista de Libros, porque se refieren a cosas que han salido aquí estos días:

      Sobriedad y, al mismo tiempo, complejidad: considerada culmen y al tiempo liquidación del romanticismo, la novela inscribe todos los tópicos de este último en un marco realista; tal composición procura una distancia irónica que impide la identificación del lector con la heroína (por muy trágico que sea su destino), distancia que procede de la poca adhesión emocional que a buen seguro la señora Bovary despertaba en Flaubert (la impaciencia con ella ha dejado claras huellas en su Correspondencia, y la famosa declaración según la cual mientras escribía experimentaba el sabor del arsénico con que ella se suicida habla más de pathos poético que de simpatía). La ironía –distribuida, de hecho, magnánimamente entre todos los personajes– es, pues, fruto de condensaciones y contrastes narrativos más que de comentarios explícitos, de suerte que la pluma flaubertiana puede entretenerse en cultivar de paso aquello que ironiza y permitirse así momentáneas querencias estilísticas.
      ==================================
      La heroína moderna que es la señora Bovary aúna en su carácter romanticismo y pragmatismo, nervio y cálculo. El narrador moderno que es Flaubert somete la digresión a la eficacia, el entusiasmo a la distancia irónica. Irónico –y más que eso– fue precisamente que tal distancia no fuera entendida por la lectura premoderna que, confundiendo a Flaubert con su creación, le sentó ante los tribunales acusándolo de inmoralidad y ofensa a la religión. El autor se defendía: «Madame Bovary no tiene nada de real. Es una historia completamente inventada; no he puesto nada mío, ni de mis sentimientos ni de mi existencia». Madame Bovary no soy yo, venía a decir. Y no parece que –comprendida la distancia irónica de la novela– tal negación fuera fruto de ningún repentino arrepentimiento.
      Cierto también que, como es bien sabido, su más famosa frase reza: «Madame Bovary soy yo». Pero más parece hablar de la novela que del personaje si tenemos en cuenta que Flaubert pensaba que «el artista debe ser en su obra igual que Dios en la creación: invisible y omnipotente; que se le sienta por doquier pero que no se le vea». Flaubert, en todo caso, es "Madame Bovary", no Madame Bovary.


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    14. Lo de "Madame Bovary soy yo" no está mal como leyenda urbana o como licencia poética para los historiadores de la literatura, pero sabemos que es una cita falsa, que Flaubert nunca la dijo, que no existe prueba documental que la avale, ni en los epistolarios del escritor ni en ningún otros sitio.

      Por otro lado, no puede tomarse como prueba de nada las palabras que el escritor, por boca de su abogado Senard, pronunció en el famoso juicio, ya que se trata de una estratagema de la defensa de Flaubert para desligar la responsabilidad del escritor de la acusación de inmoralidad por la que se le imputaba. Me permito sugerir la lectura del artículo de Lucía Rojas de Perdomo titulado "Flaubert en Madame Bovary, un acercamiento antropológico al autor en su obra" (Revista Pensamiento y Cultura, junio 2009), en el que demuestra que la presencia del escritor en su novela es mayor de lo que se ha creído hasta ahora.


      Saludos.

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  17. La verdad, si te pones a pensar en los comentarios de Maria Teresa Gallego, te das cuenta que lleva toda la razón, en el sentido de que no hay un personaje del libro que se escape de la imbecilidad: empezando por Emma (cambiante, embustera, desagradable a veces, etc), Charles (mejor no hablar), el padre de ella, el farmacéutico , todos los participantes de la gran fiesta a la que asistieron los Bovary y todos los demás personajes que van apareciendo y que no quiero adelantar, ya que todavía nos encontramos en la lectura de la primera parte. Pero es que no se libra ninguno, o mejor dicho Flaubert no libra a ninguno de esa imbecilidad.
    un saludo

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  18. Todo un honor contar con una opinión tan autorizada como la de María Teresa. Es cierto que Emma nos desquicia bastante, y también que no es precisamente "feminista". Realmente su ideal sería llegar a ser mujer de un hombre importante, y así lo dice expresamente el texto en alguna ocasión. De todos modos, me resisto a ver esa absoluta animadversión por parte de su creador. ¿Se puede dedicar tanto esfuerzo y tanta vitalidad a la labor de perfilar un personaje odiado? Seguramente hay muchos ejemplos en la historia de la literatura. Sin embargo de Flaubert, siendo él mismo tan pasional, me extraña que no comprenda a su criatura.
    Precisamente acabo de encontrar en las tripas de mi ordenador un texto de Harold Bloom sobre Madame Bovary. Y, qué coincidencia, viene a darme alas, o eso yo interpreto. Dice en un momento: "El desapego de Flaubert con Emma sigue siendo extraordinario: el esfuerzo heroico del distanciamiento es el que hace posible el libro, y es heroico porque para Flaubert significa un alejamiento de sí mismo."
    De algún modo, el personaje representa ese sentimentalismo que él odia de sí mismo. ¿Por qué si no ese "Madame Bovary est moi"?
    Tienes razón, Antonio Luis, en que poner de relieve la estupidez del mundo es una de las constantes de Flaubert. Pero, déjame pensar que hasta el más recio moralista se ve alguna vez a sí mismo en los seres que espiritualmente disecciona.

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    1. Y ¿ Cómo no va a verse el moralista en las personas que disecciona?. Hablamos de verdaderos moralistas, no de hipócritas fantoches, y el moralista es capaz de descubrir la estupidez ajena porque la reconoce como su propia estupidez. ¿Acaso no somos todos iguales? Flaubert vive inmerso en la misma sociedad que Emma, ¿Acaso podría ser distinto?.
      Pero , por otro lado, a mi me parece que "Madame Bovary soy yo" no es una identificación con el personaje sino con la obra.

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  19. Antonio, muy buen traída la cita de Bloom. También el mismo crítico llega a comentar que Flaubert mata a Emma porque le envidia su vitalidad. Mucho de esto hay de cierto, en mi opinión.

    Un saludo.

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    1. Un poco por ahí iba yo, humildemente. Me agrada que coincidamos. Yo a Flaubert le veo, por lo que sé de él, tan infeliz, tan apasionado, tan peleado con la realidad, que me cuesta creer que no entienda a su creación. Otra cosa es que los actos de ella sean moralmente inadecuados. Claro, como casi los de todos los personajes literarios, quitando los de la épica y la hagiografía. El propio Flaubert, por otro lado, fue toda su vida "l'idiot de la famille" que diría Sartre: un niño grande sin profesión "seria", sin responsabilidades familiares, sifilítico y con una amante desatendida. Emma es como él, pero en mujer.

      Saludos.

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    2. Emma es la parte dionisíaca y reprimida de Flaubert que es matada por la parte apolínea, envidiosa y dominante del escritor.

      Eso diría Freud. O casi.

      :)

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    3. Eso.

      (Freud tomándolo de Nietzsche y aplicándolo al campo del psicoanálisis, claro.)

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    4. Perdona, me parece que confundes los análisis de Freud con los análisis de los sicoanalistas de tres al cuarto. Un poco de seriedad.
      Una obra de arte no es un síntoma es un símbolo, si nos saltamos esa distinción cualquier cosa sería arte. Para aclararlo un poco Flaubert era libre, en el más filosofico sentido de la palabra, cuando escribía su obra y por eso su obra está plagada de símbolos no de síntomas de una enfermedad sicopatologica.

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  20. ¨Pues,¿no sabe acaso-dijo él- que hay algunas almas continuamente atormentadas? Necesitan por turnos soñar y actuar;las pasiones más puras y los goces más desenfrenados; y así es como cae uno en todo tipo de caprichos, en los más insensatos.

    Ella lo miró y añadió:¡Nosotras, infelices mujeres,ni si quiera tenemos ese entretenimiento!Triste entretenimiento, pues no hallamos en él la felicidad.

    Pero,¿alguna vez se halla la felicidad?-preguntó ella.
    Sí, llega un día en que se halla-contestó él. Llega un día en que se halla, un día de repente, cuando yo no se la esperaba. Entonces hay horizontes que se abren a medias, es como si una voz gritase:"Aquí llega!.¡Sentimos la necesidad de abrirnos a esa persona para contarle nuestra vida, de dásrselo todo, de sacrificárselo todo! Entre esos dos seres no hay explicaciones, las cosas se adivinan. Se han visto en sueños-Y la miraba-.

    Por fin está ahí ese TESORO que uno había buscado tanto, ahí delante de uno; brilla,resplandece. No obstante, perdura la duda, no se atreve uno a creérselo; se queda deslumbrado, como si pasara de las tinieblas a la luz."

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