«Rara vez he podido ser tanto un personaje, por varias razones y en particular por la inmensa significación de Unamuno para la Historia reciente de España. Una persona de su altura moral es, especialmente para alguien de mi generación, un referente de conducta.
Personalmente comparto casi todas las cosas que hizo y dijo, incluso puedo llegar a comprender su errónea adhesión incial al golpe. Estaba muy asustado con lo que estaba pasando con el Frente Popular; él era un idealista y se puede entender, si no justificar, su actitud. En todo caso, hay que estar ahí en ese momento, y además él ya se fustigó bastante por ello.
En el fondo, Unamuno era entonces un hombre muy tocado, inerme ante el
dragón que echaba fuego por la boca, en sentido figurado y también real [Millán Astray].
Por eso el suyo es, más que un acto de coraje o valentía,
un acto de expiación. La palabra es muy adecuada porque Unamuno era una
persona de gran espiritualidad, aunque no necesariamente religioso.
Unamuno es un referente de la dignidad, de la decencia, una palabra que ha desaparecido del lenguaje público».
José Luis Gómez, actor y académico de la lengua, protagonista de la La isla del viento (estreno: 18 de noviembre).
Hace tres años leí por primera vez a Unamuno (no fue una novela, sino un diario que escribió cuando estuvo en un retiro) y me gustó, luego averigué más sobre él, me encantó un artículo suyo sobre la religión y su crítica hacia quiénes querían etiquetar su forma de concebir el cristianismo. Al final resultan etiquetas que rayan en lo simplón.
ResponderEliminarSaludos!
Es que no hay nada como conocer las cosas de primera mano. Como te dejes llevar por las etiquetas, te conviertes en un pelele al servicio de lo que los demás opinan. Un saludo.
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